RELATOS DE VIDA
Una de las películas favoritas de los niños se llama “Bichos”, es inevitable sentir ternura por esos diminutos insectos a los cuales la empresa cinematográfica conocida por tener de emblema un ratón, los presenta ante la sociedad.
Probablemente el tema principal del filme infantil es mostrar que cada uno de esos seres vivos tiene un propósito en esta vida, de tal manera que su apariencia es angelical, incluida la viuda negra y los mosquitos, claro, algunos en su papel de villanos y otros de héroes.
La realidad es que uno que otro de esos seres, sin muy distintos a como los pintan; si bien es cierto que las hormigas trabajan en equipo, cargan un peso mayor al propio, y habitualmente van una detrás de la otra; el hecho de ver esa línea de seres diminutos en la pared de la cocina, del baño o un cuarto, desespera a cualquiera.
Además de todo, son tercas, puedes echarles agua porque en la misma película demuestran su miedo al agua, pero las pocas que quedan continúan con el caminito; también puedes rociar cloro, y aunque algunas mueren, las sobrevivientes vuelven a crear el sendero; hasta que finalmente tienes que esparcir veneno contra cualquier tipo de bicho, llámese araña u hormigas, y por fin descansas un rato.
La aparición de estos pequeños engendros probablemente no cause miedo, debido al tamaño, pero es posible que provoque desesperación porque con tan solo una migaja de comida, o ante la temporada de lluvias o calor, las méndigas salen nuevamente sin miedo ni contemplaciones.
En conclusión, con una hormiga no pasa nada, con un plaga hay psicosis, antes amaba la película de “Bichos”, ahora la odio, las hormigas no son lindas y angelicales, son el mismísimo demonio.
