8M Catarsis 

8M Catarsis 

Por el derecho a decidir

“Cantamos sin miedo, pedimos justicia, gritamos por cada desaparecida que resuenen fuerte ¡nos queremos vivas!, que caiga con fuerza, el feminicida”. Estas son las palabras que configuraron la canción sin miedo de Vivir Quintana y que el pasado ocho de marzo se unieron en un solo grito que se apoderó de las calles, que movió conciencias y nos juntó a cientos de mujeres en la capital hidalguense y en otros puntos del estado, del país, del mundo.

Nos encontramos con algunas conocidas, pero en los rostros de todas había un mensaje, una exigencia, un hartazgo y también como una luz incandescente la esperanza, caras jóvenes que no están dispuestas a dar un paso atrás en los derechos alcanzados.

Monumentos intervenidos y actualizados al momento histórico que estamos viviendo en el cual “nos roban amigas, nos matan hermanas, destrozan sus cuerpos, los desaparecen”, al respecto a quienes aún siguen denominando como vándalas a las mujeres por exigir justicia, un breve recordatorio las paredes se limpian, los daños se restauran, las mujeres asesinadas no vuelven y en un país como México, la justicia continúa como utopía.

Al caer la noche, frente a las oficinas de Plaza Juárez, las familias de las víctimas daban su relato, entre voz cortada, que se hizo un sentimiento generalizado, la impotencia, la empatía y el acompañamiento, que arropo por unos minutos un sentir colectivo, una inmensa necesidad de justicia, un honor a la memoria en el que se nombró aquellas que nos fueron arrebatadas.

Por eso, a las compañeras se asuman o no feministas, defiendan o no los derechos, aquí estamos, para todas, porque el proceso de tener consciencia de lo que implica ser mujer en país feminicida es de terror, de hecho, todas en algún momento hemos experimentado alguna forma de violencia, acoso o intimidación por “ser mujeres”, hace 6 años se hizo el movimiento digital de “mi primer acoso”, en el que quedó manifestado que vivimos en una nación pederasta.

Sin medias tintas, seguiremos exigiendo el derecho a tener derechos, ahora con posibilidad de agencia, nos unimos en una convocatoria que cada 8 de marzo crece como la marea, que nos ayuda como catarsis para seguir resistiendo y que nos hermana, nos une aún con las diferencias, seguiremos exigiendo justicia, porque ¡libres y vivas nos queremos!

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