CINE DE AYER
En la pasada edición del FICUNAM, Portugal fue el país invitado lo que nos permitió apreciar a los cineastas jóvenes más destacados de esa cinematografía como Miguel Gomes.
Ahora con el apoyo de la Cinemateca Portuguesa, el Instituto Camoes y la Embajada de Portugal, la Cineteca Nacional ha confeccionado un interesante ciclo que ha titulado La época de oro del Cine Portugués y que comprende 11 filmes realizados entre 1931 y 1952.
Uno de los más importantes es La canción de la tierra, filmado en 1938 por Jorge Brum do Canto, uno de los primeros críticos de cine portugués, que se puso del otro lado de la cámara nueve años antes con La danza de los paroxismos.
La historia del propio realizador es muy simple y por momentos recuerda Allá en el rancho grande, de Fernando de Fuentes, realizada dos años antes.
Los habitantes de Porto Santo, una remota isla portuguesa sufren de los estragos de la sequía. Los pocos recursos que tienen son utilizados para mantener al ganado, lo que impide que la pareja de enamorados formada por Goncalvez (Barreto Poeira, una especie de Monk prehistórico) y Bastiana (Elsa Rumina) se puedan casar.
El cacique local Joao Venancio (Antonio Motta), que pretende a Bastiana se aprovecha de la situación, y les niega agua a los vecinos y compra su ganado a precios irrisorios.
A cancao da terra viene a ser pues un elogio al amor al terruño, a esos que no parten en busca de fortuna para América, con muchas canciones y una bella fotografía en blanco y negro de Willy Goldenber y Aquilino Mendes.