Opinión de Andrés Oppenheimer
- Pegarle a México le sigue dando buenos resultados
Lo preocupante de los ataques de Trump contra México -y de su política exterior en general- es que no están basados en un análisis desapasionado de lo que es bueno para EU, sino moldeados por sus propias experiencias comerciales y prejuicios. Trump no es hombre que se rodea de expertos en política exterior. Los mira con desdén. Cuando le preguntaron a quién consulta sobre política exterior: “Hablo conmigo mismo, porque tengo una muy buena cabeza”. Luego agregó: “mi principal asesor soy yo mismo”.
Lo primero que dijo el aspirante republicano Donald Trump en su discurso de victoria tras ganar las primarias del 19 de abril en Nueva York fue que, como presidente, no permitiría que México siga “succionando” los empleos de EU. Obviamente, pegarle a México le sigue dando buenos resultados electorales.
La gran pregunta es si sus diatribas contra México son parte de una campaña populista bien calculada para apelar a los sentimientos xenófobos de muchos votantes, o si tiene un rencor personal contra México debido a su fallido proyecto de apartamentos de lujo cerca de Tijuana en 2008.
Es probable que sean ambas cosas, pero sin duda la segunda lo ha influenciado mucho. Trump ha colocado a México en el centro de su discurso de campaña desde el primer día. El 16 de junio de 2015, cuando lanzó su campaña presidencial, la noticia con la que llamó la atención mundial fue su afirmación de que la mayoría de los mexicanos son “violadores” y que “traen drogas y crimen”. Desde entonces, Trump no ha dejado de culpar a México por casi todos los males de EU.”Nuestros trabajos son succionados” hacia afuera de EU, dijo Trump en su discurso tras las primarias de Nueva York.
Agregó que como presidente no dejará “que nuestras empresas vayan a México y todos estos países”. Trump dice que va a imponer un impuesto aduanero del 35 por ciento a las importaciones de México, erigir un muro en la frontera con México, deportar a 11 millones de indocumentados en este país, y tal vez cortar las remesas familiares de los mexicanos a su país de origen.
Trump no se rodea de expertos en política exterior. Los mira con desdén y cree que su principal asesor es él mismo
Gracias a Twitter, que Trump ha utilizado compulsivamente en los últimos años, podemos suponer que al menos parte de la ira de Trump hacia México se debe a su fiasco con el proyecto de hotel y apartamentos de lujo Trump Ocean Resort Baja México. El proyecto de tres torres, de la Organización Trump y la compañía inmobiliaria Irongate, fue anunciado en 2006. Dos años después, el proyecto tuvo problemas financieros, y Trump retiró su nombre del mismo.
Para 2009 el proyecto fue suspendido y los compradores fueron a las cortes. En noviembre de 2013, después de más de cuatro años de litigio, Trump llegó a un acuerdo extrajudicial con unos 100 compradores de apartamentos.