
Olores
Estamos rodeados de olores, todo a nuestro alrededor, la gente, la calle, los muebles, incluso hasta las emociones expiden un olor particular que nos permite identificarlos en cuanto se presentan.
Son estos olores ligados al estado de ánimo los que parecen aún más perceptibles, que los mismos que emanan de las frutas, las flores, los perfumes o las mismas esencias para aromatizar.
Un mes atrás un amigo escribía todos los días para platicarme su situación anímica, principalmente originada por temas de amor y económicos, no tenía ganas de levantarse de la cama, ni siquiera de comer, porque además no tenía dinero, y mucho menos de limpiar su casa.
Pero el olor de su desesperación, de su propio abandono y olvido, y de su cinismo por dejarse arruinar, fue tan fuerte, casi similar a podredumbre que no tuvo más remedio que poner los pies en el piso y comenzar a activarse.
Lavó trastes y ropa, sacudió polvo, acomodó muebles, sacó objetos y vestimenta que no usaba o no le quedaba, barrió, trapeó, y luego dedicó tiempo para la limpieza personal, y al salir del baño, el aroma era distinto.
Fue ese mismo olor que también lo impulsó a concluir las tareas y proyectos pendientes, evitó permanecer encerrado en casa, se reencontró con amigos, familia y conocidos, y las cosas fueron avanzando poco a poco.
Ahora, 30 días después, aún no resuelve completamente sus situaciones amorosas y económicas, pero su casa huele mejor y su persona expide otro aroma, por algo se empieza.