UN INFIERNO BONITO

UN INFIERNO BONITO

      

“EL RANA”

Recuerdo que hace varios años,  pasé por la calle de Venustiano Carranza, donde se encuentra el edificio de Las Cajas Reales, supe que una empresa llamada Ancira Autry, había comprado la compañía Real del Monte y Pachuca, dándole en la madre a todos los mineros, porque cerraron las minas y liquidaron solamente a los que tenían más de 25 años de antigüedad. 

Les iban a dar 25 mil pesos, en aquellos tiempos, era mucho dinero, pero se acabaría el trabajo. A los  mineros los tenían como limosneros para pagarles su liquidación, entre la formación  se aventaban el uno al otro, saliéndose de la fila, diciendo de maldiciones y mentadas de madre.

Entre ellos estaba Juan López Pérez, mejor conocido como “El Rana” un compañero que trabajó conmigo en la mina de San Juan Pachuca en el nivel 370. Le grité:

  • ¡Rana!

Volteó, se salió de la formación y estirando la mano para chocarla, me dijo:

  • ¡Quihubole pinche “Gato Seco”, me dijeron que ya te habías muerto, te mandé a hacer una misa  y te puse una veladora!
  • ¡Me hubieras puesto a tu hermana!
  • ¡Me la prestas una semana!
  • ¡La empulgas! ¿Qué estás haciendo aquí?
  • Esperando que me paguen mi liquidación, nada más que se están haciendo pendejos, nos citaron a las 9 de la mañana, son las 12 y no llega el pagador.
  • ¿Cuánto te van a pagar?
  • ¡25 mil pesos, que es por la incapacidad de los pulmones, me sacaron una radiografía y me dijeron que ya están hechos atole!
  • ¡No me jales! Tampoco te tienes que poner al brinco, recibe lo que te den, no hay trabajo en ninguna parte para un minero, ni como ayudante de ningún pinche albañil te contratarían.
  • ¡Por mí que trabaje su madre!, con lo que me den voy a comprar una pistola y asaltar un banco, al fin que es la moda.
  • ¡No la riegues! Mejor cómprate un pasamontañas, les dices que vienes de Chiapas que eres el comandante “Ranas”, el hijo de la comandante Ramona, y te pagan de volada. Pero vamos a echarnos un pulque al “Campeón”, me cae que no te van a pagar por ahora.
  • ¡Por las moscas, les voy a decir que mañana vengo! 
  • ¿Pero qué esperas que no te encueras?

“La Rana” habló con el velador y lo dejó entrar; después salió muy sonriente.

  • ¡Vámonos “Gato” dicen que el pagador no va a venir hoy, que hasta el miércoles, le dije a uno de mis cuates que si llega me eche un grito a la cantina.

Cuando pasamos por la iglesia de la Asunción, cambié de parecer, y le dije:

  • ¡Mejor vamos al “Reloj de Arena”!
  • ¡Vamos donde quieras, cabrón, el que es perico, donde quiera es verde y el que es pendejo donde quiera pierde!
  • ¿Tu vieja sabe que te van a pagar?
  • ¡Ni madres, si no estuviera formada conmigo!

Entramos a la cantina, el cantinero es mi amigo, le dicen “El Manzanas”, le pedí dos cubas de las que toma el patrón, para que no me fuera dar marranilla, y dijimos salud, en un solo trago nos la tomamos y pedimos la segunda tanda y platicamos.

  • ¡Pinche “Gato Seco”, desde que entraste a trabajar a Dina ya te crees la mamá de los pollitos, que hasta coche tienes, te la sacaste!
  • Bueno, siempre me la saco, cuando voy al baño.

Después de varias cubas “El Rana” comenzó a suspirar, parecía que se le salía el alma.

  • ¿Qué te pasa, cabrón, ¿estás haciendo pucheros? Parece que quieres chillar, van a pensar que te estoy pegando.
  • Es que me pasaron una onda, que mi vieja me anda jugando chueco, me dijeron que me engaña
  • ¡Eso sí lo creo, te engaña con un pan
  • ¡Si no soy perro!
  • ¿Cómo sabes que te engaña, güey?
  • Porque siempre peleábamos por cualquier cosa, cuando llegaba borracho me mentaba la madre, llegó a pegarme con un palo, mira la cicatriz tengo en la cholla, pero ahora dio el cambiazo. ¡Se arregla bien, se peina y hasta se baña! Se ha vuelto muy obediente y cariñosa, me lava y me plancha la ropa, tú que la conoces, que era bien huevona.  Ya ves que antes parecía changa de no peinarse, ahora vela cabrón, la desconoces, anda a la moda con un pantalón bien ajustado, enseñando el ombligo y como está panzona, parece que tiene un tumor y camina como yegua fina, moviendo las nalgas. Como siempre llegaba yo borracho, nunca miraba a mis hijos, pero anoche me los quedé viendo a todos, los formé para verlos bien, todos tienen los ojos saltones igual que mi jefa, y en el hocico se parecen a mí, pero me di cuenta que el más chiquito, tiene el pelo medio rubio y quebrado, he notado que mi vieja lo quiere mucho, le da sus besos y lo acaricia, sin embargo, a los demás les pone sus cocos que tienen toda la cabeza chipotuda. 

Le pregunté: 

  • ¿Por qué el niño es güero? Si los demás están prietos como pinacates.
  • ¡Me dijo que había abueleado, que su padre tenía tipo gringo, me la quiso hacer de tos, pero yo lo conocí, era un viejo chaparro que parecía mojón.
  • ¡Ya deja de pensar en eso, si tu vieja se porta bien es porque te quiere!
  • Pero chingar, cuando me paguen me voy a dedicar tiempo completo a espiarla y cuando le caiga en la maroma, me los ejecuto a los dos.
  • ¡Ya no pienses en cosas malas y digamos salud!
  • No son malas, pienso en lo que voy hacer cuando encuentre al que se anda apachurrando a mi vieja, lo voy a destripar.
  • ¿Le has contado a alguien lo me dices?
  • ¡Solo a mi jefa!
  • Ahí va a estar lo cabrón, perdóname pero tu mamá es muy chismosa,   ya ves a cuantos ha metido en problemas en el barrio.
  • Ya no, se lo quitó mi papá a madrazos, una vez la mandó al hospital y desde entonces se queda callada!

En ese momento llegó “El Cotorro” y le dijo:

  • ¡Córrele, pinche “Rana”, ya están pagando!
  • ¡Ahorita vengo “Gato”, no te vayas a ir!

“El Cotorro” también trabajó conmigo en la mina, y me dijo:

  • ¿Qué milagro que te dejó salir tu vieja? Siempre no te suelta, supe que ya te andaba cargando La Calaca, que estuviste en el seguro con la cola para arriba. Así como te veo, todo menso, como que te vas este año.
  • ¡Pero con tu madre! ¿tú que vives en la misma vecindad que el “Rana”, qué sabes de que su vieja le anda bailando el venado?
  • ¡Eso lo sabemos todos los del barrio, a mí se me hace que el pinche  “Rana” no lo quiere saber! Pobre de su señora, me cae que le ha aguantado mucho, cada madriza que le acomodaba, andaba como turista con gafas, para que no se le vieran los ojos de cotorra, siempre le dio vida de perro, la sacaba a media noche con todos sus hijos, que se fuera de su casa, no le daba de comer, a leguas se notaba que la señora ni a calzones llegaba, traía unas chanclas vieja que se le salían los dedos de las patas, pero ahora algo ha de tramar.
  • ¿Sabes con quién anda?
  • Con José “El Diablo”, ya ves que está bien mamado y grandote el güey, por eso “La Rana” se hace de la vista gorda!
  • ¡Cállate! Ya llegó.

Juan estaba muy contento, llevaba un montón de dinero, yo le dije que lo guardara o mejor se fuera a su casa porque se lo podían robar, me despedí de ellos, y me mentaron la madre diciéndome de cosas.

  • ¡Te vas porque te pega tu pinche vieja, pinche “Gato” mandilón! Me hubieras dicho para irle a pedir permiso.

A los pocos días encontré al “Cotorro” y me contó lo que le sucedió al “Rana”

     – ¡Ese día que nos dejaste, “El Rana” estaba de necio de seguir tomando, ya era tarde, nos sacaron a empujones de la cantina, me contó el pendejo, que le dieron un cheque por 25 mil pesos, pero lo cobró, llevaba dinero en efectivo. Lo dejé en la puerta de su casa, estaba hasta la madre de borracho, salió su vieja por él, me dio las gracias por haberlo acompañado. Por la mañana, lo encontré chillando, su vieja se llevó su dinero y al niño chiquito, y le dejó sus 10 hijos que son de él.

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