El Faro

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Más de los Reyes

Ya hablábamos en la columna pasada de la fiesta de Reyes que estaba por llegar y de algunas consideraciones generales que se pudieran hacer en torno al significado de la Epifanía. En el presente texto queremos centrarnos en la misma celebración, pero ya observándola como pasada y como catapulta para el futuro. 

Es bastante seguro que aún guardamos en nuestra retina la ilusión y alegría que los ojos de los niños manifestaban mientras veían a los reyes, mientras esperaban los regalos, al asomarse al árbol y ver que había obsequios y, por último, al compartir y jugar con lo que los Reyes les habían traído. Nuestro propio rostro se iluminó de satisfacción y de alegría al compartir los mismos sentimientos que los niños. Con ellos nos retrotraíamos a nuestra propia infancia y a la genuina ilusión que sentíamos en ese mismo día.

La ilusión es un elemento clave para ser capaces de ponernos en nuestro futuro. El ser humano, constitutivamente, está pendiente de lo que va a venir. Parte de nuestra tarea es imaginarnos cómo nos vemos en el futuro y desde ella ir dando los pasos necesarios para convertir lo imaginado en realidad. Somos, como diría Julián Marías, “seres futurizos”.

A la imaginación que va de la mano con los proyectos a futuro, podemos aderezarla con un poquito de ilusión. El entusiasmo puede hacer el camino, entre lo que sueño y lo que consigo, mucho más amable y disfrutable. La alegría de los niños ante los regalos puede ser la imagen viva de lo que nosotros invirtamos en nuestra propia vida personal y social. 

Imaginación y su aderezo, la ilusión, son elementos que ponen nuestra vida en perspectiva de proyecto. En forma de intentar hacer algo con nuestro tiempo para beneficio propio y de ajenos. Esta forma, esta manera de proyectarnos, nos empuja, en definitiva, a la acción, a intentar conseguir nuestras metas, transformando así la realidad que nos rodea y en la que vivimos.

El comienzo de año en México ha sido difícil. En varias capitales de diferentes estados, se han descubierto cuerpos torturados y asesinados. Hidalgo se despertaba este año nuevo con la noticia de tener un nuevo cártel de la droga. El número de contagios sigue al alza como nunca. Los políticos continúan enredados con sus cosas como si lo demás no importara.

La frescura de un tiempo nuevo que es este año 2022, nos ofrece la oportunidad de imaginarnos cómo podríamos estar viviendo todos juntos en armonía, en paz y con salud. Esta oportunidad es mucho más ilusionante que la determinación pesimista de que las cosas van a seguir tan mal como el año pasado o como el comienzo del presente. Y, por último, poner manos a la obra para, cada uno desde sus posibilidades, traduzca con acciones concretas tanto lo imaginado como la ilusión por conquistar una realidad diferente y mejor. ¿Seremos capaces? ¿Nos atreveremos?