LAGUNA DE VOCES

LAGUNA DE VOCES

Feliz 2022, pese a todo

En el año será la última vez que nos encontremos usted, estimado lector, lectora, y el que escribe. Será hasta el 2022 cuando nos saludemos desde este espacio, y por muchas razones todos nos preguntamos si la terrible certeza de ser tan efímeros en la existencia, nos permitirá volver a comprender la naturaleza de nuestra estancia en La Tierra, que al fin de cuentas es la única realidad que conocemos.

Hemos pasado por muchas calamidades durante el año que está por terminar, estar vivos a estas alturas es una garantía de que algo tenemos qué hacer en los próximos 12 meses que están por empezar. Tal vez, como principio de listado, empezar a preparar la Nochebuena y Navidad, que en el fondo del corazón sabemos que no fueron como las de la infancia en la casa de tía Fortunata, con todo y que el frío pachuqueño se parece tanto al de Aljojuca.

Eso por principio de cuentas. 

Después pensar con seriedad si es prudente hacer un listado de propósitos para el año que se asoma a la vuelta de la esquina, y si en verdad es lo que deseamos. Tal vez el secreto sea reducirlo a una lista mínima que alcance en la memoria, de tal modo que pueda repetirse cuando uno despierta por la mañana, al mediodía; y cuando se busca conciliar el sueño.

Un propósito fundamental, que si no se cumple anula a todos los demás, es mantenernos vivos, pero a esta edad no solo vivos sino con la capacidad de caminar, respirar y sonreírle a la existencia con gusto. Eso no está reservado para todos, y cuidado con achacarlo a un castigo divino si no se puede caminar o se respira con dificultad, porque llegaríamos a la conclusión de que todos merecen el sufrimiento. Y no, no es cierto.

Buena medida sería entender un poco más a Dios, o lo que cada quien entienda como navegante experto de la existencia. Si así lo hacemos, o por lo menos intentamos hacerlo, con toda seguridad descubriríamos que la convivencia justa entre creador y creados, puede llegar a un feliz principio de una nueva amistad.

Pero hace rato le anotaba que algo tenemos por hacer en el 2002 si quedamos vivos, y miles de otros murieron. ¿Pero qué?

Espero no agotar los 365 días que ya empiezan pasado mañana en descubrir esas tareas, para darme cuenta que ya no me dio tiempo de hacerlas. Así que, con calma, absoluta, es posible que en las siguientes horas se encienda la luz del entendimiento.

Creo sin embargo que un principio básico es conservar la capacidad de creer que el amor es, con certeza, la única solución para empezar a comprender esto del misterio que encierra la vida. En los momentos más complicados siempre ha sido el salvoconducto para mirar la salida, para celebrar con sinceridad que después de todo la eternidad tiene como vínculo real el amor, con todo y que canciones y malas experiencias digan lo contrario.

En el cierre del año que ya se despide, con todo y las tragedias personales que nos haya tocado vivir, sería prudente platicar amorosamente con el alma que a veces se angustia en el pecho y quiere salir, para tener bien en claro si supimos escucharla, si en esos instantes críticos del dolor, nos dijo algo a golpes de telégrafo.

Tal vez esa será una tarea digna y fundamental para el 2022: escucharnos desde lo profundo del alma, y escucharnos con amor, con absoluto amor, como el que nos dejaron quienes un día del 2021 que ya se acaba, simplemente se esfumaron por esta enfermedad que se niega a decir adiós.

Tenga usted, lector, lectora, un espléndido 2022.

Mil gracias, hasta el próximo lunes (ya del 2022)

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

Related posts