
Este raro viaje
Dicen que fue de un momento a otro, que no fue con mucho tiempo, dicen que estaba bien y que d e pronto todo comenzó a cambiar. Los doctores dijeron que era algo psicológico pero tampoco radicaba en su mente, la enfermedad que le hacía tener fiebres muy altas, palidecer y sobre todo tener esas visiones que nadie pudo explicar.
Fueron 13 días contados los que más grave estuvo, fueron esos mismos los que permaneció postrado diciendo palabras que nadie entendía. De nada sirvió el médico, el psicólogo, el psiquiatra, el sacerdote y el curandero, nadie encontró el descanso para su cuerpo, su mente ni su alma.
Hubo 13 largas noches en las que a las tres de la mañana su sueño quedaba interrumpido por extrañas apariciones que no supimos de qué trataban, si hubiera podido hablar más, seguro lo hubiera hecho, quizá tendríamos una idea de lo ocurrido pero ni eso, en verdad que no supimos ni que hacer.
Nunca supimos cómo se marcaron las heridas de su cuerpo, nadie se explica la pérdida abrupta de peso, en 13 días de haber caído en cama, estaba recostado en su caja, custodiado por cuatro cirios y el llanto de sus hermanas. Así se fue yendo, poco a poquito pero más rápido que muchos que seguimos yéndonos poco a poco, año con año, segundo por segundo… palabra por palabra.