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El Mercadólogo

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El Mercadólogo

De suerte y esfuerzo

Todos hemos escuchado las historias de muchos emprendedores que comenzaron sus negocios en un garaje, y que, además de que su idea era brillante, trabajaron tanto que en poco tiempo consiguieron despuntar, al grado de volverse multimillonarios. Estos casos suelen utilizarse como ejemplo para demostrar que, con esfuerzo y una buena idea, es posible cambiar en muy poco tiempo nuestra situación económica, y que dicho cambio sólo depende de uno mismo.

Sin embargo, en este tipo de historias se suelen omitir algunos detalles. Por ejemplo: quién era el propietario de ese garaje; en caso de ser de alguno de los emprendedores, cómo consiguió el dinero para comprarlo; y si era rentado, de dónde salía el dinero para pagar la renta. Tampoco nos suelen contar cómo conseguían mantenerse alimentados en el tiempo en que su idea aún no funcionaba: quién cocinaba, quién iba al supermercado, en qué momento lo hacían, con qué dinero pagaban. Por último, en este tipo de ejemplos suelen decir las fechas en las que comenzaron su aventura y en la que comenzaron a despuntar sin darles demasiada importancia. Si nos detenemos un poco, veremos que suelen pasar bastantes años entre una y otra.

No quiero decir con esto que esa gente no se haya esforzado, ni que tenga mérito su trabajo. Tampoco que su idea no haya sido buena. Más bien, quiero hacer hincapié en que las circunstancias no son las mismas para todo el mundo, y, por tanto, los resultados conseguidos distan mucho de una situación a otra. No existe una fórmula mágica para lograr convertirse en multimillonario, por más que se empeñen los libros de autoayuda en asegurarlo.

En ninguno de los casos, dejar de esforzarse es una opción. Como dijo alguna vez Pablo Picasso: «la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando». Así como conocemos historias de gente que, teniendo circunstancias a favor, ha conseguido grandes logros, seguro que también sabemos de personas que tenían los medios económicos, la educación, el conocimiento e incluso a veces un negocio ya montado y en funcionamiento, que únicamente tenían que mantenerlo, pero no fueron capaces de esforzarse y terminaron en la quiebra.

Otras veces, el éxito simplemente depende de estar en el lugar y momento adecuados. O de caerle en gracia a la persona correcta. A veces, las oportunidades surgen en los momentos que menos lo esperamos, de las ocasiones más fortuitas. Por eso es importante nunca cerrarse una puerta en cuestión social, como dice el dicho popular: «ten amigos hasta en el infierno». Nunca sabemos quién puede ser la persona adecuada, que nos termine ayudando en determinadas circunstancias.

Y en muchos casos, sobre todo ahora que estamos en mitad de una pandemia, que está afectando todos los ámbitos de nuestra vida, tal vez la medida del éxito no sea conseguir ser multimillonario ni fundar una empresa que termine posicionándonos en la lista de millonarios de la revista Forbes. Probablemente, en estas circunstancias, sea necesario adaptar nuestros objetivos, volverlos más realistas, y centrarnos en mantener posiciones. Tal vez ahora simplemente sea el momento de sobrevivir y mantenerse a flote.

A pesar de esto, algunos otros negocios están encontrando en la pandemia una oportunidad para reinventarse, innovar y abrirse a nuevos mercados. En muchos casos obligados, en otros como resultado de una genialidad en la visión empresarial, pero las crisis suelen traer estos destellos de creatividad e ingenio. A veces, incluso, se conjugan todos los factores y encontramos casos de éxito, para poner de ejemplo más adelante.