MORENA y PRI, el que aprendió, aprendió 

MORENA, ese partido político que no ha logrado construirse como tal en el país,  y no se diga en territorio hidalguense, está obligado, luego de torpes acciones que buscaron a toda costa sacar de su contienda interna al Senador Julio Menchaca, y favorecer al cantante Francisco Xavier y/o al delegado del Bienestar, Abraham Mendoza, a presentar un candidato único que evite a toda costa nuevas peleas intestinas.

A la par de un crecimiento exponencial del Revolucionario Institucional  en sus posibilidades de quedarse con la primera magistratura del Estado, y con la cuando menos aparente certeza de que las peleas por la candidatura ya terminaron, MORENA prácticamente se fue a pique con una guerra de ambiciones que no lo llevó a ninguna parte.

Hay una razón esencial para que todo lo anterior haya sucedido: la absurda confianza de que ya tenían ganada la gubernativa sin el mayor esfuerzo, fuera quien fuera el candidato, de que el efecto milagroso de la imagen de AMLO era suficiente,  con todo y que el partido se encontraba efectivamente partido.

Sin embargo lo anterior se tradujo también en el despertar del PRI, que parecía resignado a la derrota y hoy se sabe posible triunfador  lo que ha traído el resurgimiento de ambiciones de todo tipo, no siempre por vocación de servicio.  Pero hoy por hoy se saben revivimos, resurgido de las catacumbas.

Y aquí es donde los priístas no pueden caer en la tentación morenista de que pueden ganar en desunión absoluta y metidos en un enfrentamiento sin cuartel.

Uno, MORENA, enseñó al otro, PRI, que la soberbia y la fatalidad no sirven para nada, como no sea para perder.

Ambos ya saben la historia, desconocemos si aprendieron la lección. 

Mil gracias,  hasta el próximo lunes.

Jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico 

@JavierEPeralta