Entre líneas

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Maternidad -y Paternidad- Infantil

  • “Ser mamá no es un trabajo. Tampoco es un deber, ni mucho menos. Es sólo un derecho entre muchos otros”  

Oriana Fallaci, escritora italiana

Por Dalia Ibonne Ortega González.

A propósito de las fiestas decembrinas y el inminente “Día de Reyes” (o incluso de Santa Claus), debe reconsiderarse por las madres y padres de familia, el perpetrar el estereotipo de comprar muñecas o muñecos –generalmente a las niñas- reproduciendo el arcaico juego simbólico de “jugar a la mamá”, porque la maternidad lejos de ser un juego es una responsabilidad trascendental en la vida, que impacta no sólo a quien procrea, sino al producto de esa gestación y al padre –recordando que, en igualdad, la crianza compete tanto a la madre como al padre-.

Por ello, cabe reflexionar: si la maternidad y paternidad son un proceso que requiere madurez física, psicológica, emocional, incluso solidez económica que en la adultez suele no alcanzarse en forma plena, ¿una niña o un niño serán aptos para ejercer la maternidad o la paternidad? Y, en su caso, ¿será deseada realmente?

Las cifras estadísticas que proporciona el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), lamentablemente son alarmantes, ya que 5 mil 007 mujeres de entre 10 y 15 años, dieron a luz, en el año 2020; es decir, niñas y adolescentes que aún ni siquiera podían ejercer su derecho a la libertad sexual, porque no cuentan con la capacidad biopsicosocial de determinar el ejercicio de su sexualidad –por supuesto, mucho menos jurídica, que se alcanza hasta la mayoría de edad, en México, a los 18 años.-

Por tanto, es razonable suponer que, muchos de esos embarazos se produjeron por actos de violencia o abuso sexual, vulnerando la indemnidad sexual (normal desarrollo sexual) de esas niñas y adolescentes.

Por ende, debe fomentarse el reconocimiento al derecho a la autonomía corporal, que consiste en el poder y capacidad de decidir sobre nuestros cuerpos y nuestros futuros, sin violencia ni coacciones, lo que incluye, si queremos tener relaciones sexuales, cuándo o con quién, si queremos quedar embarazadas, cuándo o con quién, y la libertad de acudir a un médico cuando sea necesario.

En consecuencia, lejos de comprar una muñeca o un muñeco, las madres y padres deben explicar a sus hijas e hijos, desde pequeños, cómo funciona su cuerpo y favorecer la toma de decisiones sobre éste para su pleno bienestar, verificar que las instituciones, sobre todo públicas, garanticen tanto a hombres como a mujeres (en este caso a niñas, niños y adolescentes) acceso pleno a la igualdad en los servicios de salud sexual y reproductiva, así como información y educación en el tema.

Es sabido que los Estados Unidos de Norteamérica, ha creado un programa escolar en que las niñas y niños reciben a un “muñeco(a)” para cuidarlo como si fuera un bebé, con todas las responsabilidades que ello implica (lo cual es muy distinto al regalo de Día de Reyes o Navidad) porque enfrentan a los adolescentes al cuidado de crianza, para el que, obviamente, no están preparados ni calificados, de tal forma que las y los concienticen a que la maternidad y la paternidad NO ES UN JUEGO.

Ejercicio que debiera replicarse en México, ya que vergonzosamente, el país cuenta con un índice mayúsculo de violencia y abuso sexual infantil, sin que sea posible entender bajo un adecuado programa de prevención y educación sexual, cómo es que tantas niñas y adolescentes “desearon” ser madres.

Porque como dice la escritora italiana Oriana Fallaci, “Ser mamá no es un trabajo. Tampoco es un deber, ni mucho menos. Es sólo un derecho entre muchos otros.”, como lo es también la paternidad responsable.

Por lo tanto, completaría la frase del político francés León Blum, quien refirió: “Cuando una mujer tiene 20 años, un hijo la deforma; cuando tiene 30, la conserva; cuando tiene 40, la rejuvenece”…pero cuando la mujer tiene menos de 15 años, las consecuencias para su salud, su bienestar y su potencial en la vida pueden ser devastadoras, así también para el padre adolescente.