ALFIL NEGRO

LA GUADALUPANA

Ayer fue 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, sin duda la gran fiesta de México, porque en ella se ponen de manifiesto la fe y la esperanza de millones de creyentes que ven y sienten a La Guadalupana como un refugio y una respuesta a los problemas que se presentan en la vida.

Siendo como es un acto de fe, de creer, no hay otra instancia que se le pueda comparar en fuerza y presencia entre la gente.

Ni los líderes políticos, por muy populares que sean, o poderosos que se sientan pueden competir con La Guadalupana, ni los organismos humanos o la ciencia, porque es una decisión interna de cada guadalupano poner en las manos de este Virgen todo lo que lastima y duele, las ausencias que dejan vacíos que nadie puede llenar y las penas que sólo una madre entiende  y comprende.

No, esto no es política ni cosas de partidos, ni de hombres de poder o líderes sociales, porque todos ellos al final se miden con el metro de lo humano, de lo pasajero y de lo finito, que al final son recuerdo y memoria buena o mala según sus acciones.

Y La Guadalupana está por encima de todos ellos, porque es una presencia eterna en su tiempo, poderosa porque en la fe cristiana es la madre de Dios y porque ella, la virgen poderosa quiso quedarse en este país de cactus y de rosas para ser la madre de los mexicanos.

Por todo esto y por las circunstancias que vivimos de pandemia y de pelea social, de muertes y de ausencias, de violencia y de división nunca como ahora a este país nuestro le hace falta una madre que lo cuide y lo bendiga.

Desde luego es asunto de fe y de religiosidad, pero un país sin fe ni sentido de lo eterno la tiene difícil.

El 12 de diciembre, el Día de La Guadalupana es el gran día de los mexicanos, por lo menos para los guadalupanos, porque tiene mucho de razón lo que se dice: se podrá no ser católicos, pero la gran mayoría son Guadalupanos.

Felicidades a todas las Lupitas.

Related posts