Izquierda y Derecha nuevamente enfrentadas
- Tiene esta semana para frenar el proceso de destitución
Rousseff ha negociado los cargos dejados por su exsocio Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que dejó el Gobierno ante la gravedad de la crisis. Pero el PMDB, que cuenta con el mayor número de votos en el Congreso, también está dividido. Varios de sus militantes están arrepentidos de la decisión del partido y algunos ministros del grupo se resisten a entregar sus cargos, una semana después del desembarco.
La Abogacía General de Brasil (AGU) entregó ayer los documentos de lo que será la defensa de la presidenta Dilma Rousseff en el Congreso. Es la última oportunidad para que la mandataria brasileña presente las pruebas que definirán su juicio político en las próximas dos semanas.
A partir de este alegato de su defensa, una comisión parlamentaria formada por 65 congresistas de diferentes partidos, tendrá cinco sesiones para decidir si acepta o no la denuncia contra Rousseff por problemas en su contabilidad. Si la comisión se decide por la destitución de la mandataria, el proceso seguirá en el plenario del Congreso, donde necesitará por lo menos dos tercios para confirmar el juicio.
Por el momento es difícil definir cuál será el resultado. Un sondeo informal difundido el domingo por el diario «O Estado» de São Paulo muestra que nada está definido aún. La oposición tendría 261 votos a favor de la salida de Rousseff del Gobierno, contra 117. Del total, 9 no opinaron, 55 están indecisos y 71 no respondieron. La oposición necesita 342 votos y Rousseff, 172, eso si es que no hay ausencias.
La oposición y el Gobierno luchan por hacerse con el favor de esos indecisos y satisfacer sus intereses, aprovechando la división, especialmente entre los llamados «partidos de alquiler».