“Tareas domésticas y de cuidados, tropiezo económico de las mujeres”
De acuerdo a lo establecido por ONU Mujeres en su artículo trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, las mujeres mexicanas participan cada vez más en el trabajo remunerado, con la consecuente transformación de roles en los hogares que conlleva. No obstante, esto no ha sido acompañado de cambios en la dinámica familiar, ni en la redistribución de las tareas domésticas y de cuidado no remunerado.
Existe una desigual distribución de las tareas domésticas y de cuidado como consecuencia de los arraigados estereotipos de género. En México, las mujeres contribuyen con cerca de 60 por ciento del total de horas dedicadas al trabajo remunerado y no remunerado (tiempo total de trabajo), en tanto que los hombres contribuyen con poco más del 40 por ciento.
Las principales diferencias se observan en el trabajo no remunerado de los hogares, ya que las mujeres de 12 años y más triplican el valor registrado por los hombres. En sentido opuesto, si se considera el trabajo para el mercado, los hombres registran un valor que duplica el de las mujeres. Estas diferencias muestran claramente que existe una desigual distribución del trabajo remunerado y no remunerado como consecuencia de los arraigados estereotipos de género.
Se suele considerar al trabajo no remunerado y de cuidados como un trabajo que no requiere calificación, restando su valor frente a la sociedad y reproduciendo la discriminación hacia a las mujeres. No obstante, la contribución que realiza cada mujer mexicana de 12 años o más de manera cotidiana para garantizar bienestar y desarrollo a su familia, a través de labores domésticas y de cuidado no remuneradas, equivale a $42,500 pesos al año.
Para las mujeres que habitan en las áreas rurales esta contribución se eleva a $49,700 pesos al año, y para las mujeres casadas a $57,600 pesos, en comparación con los 13,900 pesos de los hombres en promedio en el mismo periodo.
Por otra parte, la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, presentó aportes de la Agenda Regional de Género a la conceptualización de los cuidados y brindar insumos para los debates sobre la sociedad del cuidado ofreciendo un marco robusto de acuerdos aprobados por los Gobiernos de América Latina y el Caribe dirigidos a garantizar los derechos humanos de las mujeres.
Pretendiendo con esta acción, evitar retrocesos y avanzar hacia el logro de la autonomía de las mujeres y la igualdad sustantiva con una perspectiva integral, que complementa los compromisos asumidos a nivel global y avanza en acuerdos orientados a superar la división sexual del trabajo y la injusta organización social de los cuidados.
Además de implementar políticas y sistemas integrales de cuidado, impulsar la redistribución y el reconocimiento del trabajo de cuidados y potenciar el papel de la economía del cuidado como un sector dinamizador en el proceso hacia una recuperación transformadora con igualdad.
Los acuerdos que conforman esta Agenda constituyen los cimientos para fortalecer el papel de los Estados desde una perspectiva feminista, a través de la implementación de políticas y sistemas de cuidados universales, intersectoriales, integrales, corresponsables y sostenibles-
¡Forma parte de la solución implementando éstas propuestas!