IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO

IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO

“Mujeres Revolucionarias empoderadas”

Los roles y estereotipos asignados a la sociedad mexicana por género desde una cultura machista y patriarcal, han obligado a las mujeres a realizar acciones para liberarse y hacer lo que realmente desean de acuerdo a sus ideales, intereses, o necesidades.

Es el caso de las mujeres revolucionarias que en su época se rebelaron para convertirse en Adelita o Soldaderas, incorporándose a los batallones como cocineras, enfermeras y hasta amantes, o bien buscando alternativas para ser guerrilleras. 

Mujeres como Doña Encarnación Mares “Chonita”, Carmen Parra “La Coronela Alanís”, Petra Herrera alias “Pedro Herrera”, Rosa Bobadilla “La Coronela”, Margarita Neri, Doña Ramona R. viuda de Flores “La Güera Carrasco”, Amelia Robles Ávila “Amelio”, Valentina Ramírez “La Leona de Norotal”, Adela Valverde, decidieron implementar estrategias para empoderarse y así participar en este proceso revolucionario. 

Para ello, éstas mujeres asumieron un rol masculino de manera voluntaria e involuntaria utilizando vestimenta de hombre, enronqueciendo su voz, adoptando posturas y actitudes varoniles, hasta utilizando un lenguaje obsceno, cambiando sus nombres del género femenino a masculino o bien adquiriendo apodos masculinos, para poder participar sin ser reprimidas en el batallón con cargos de capitanas, subtenientes, mensajeras y lideresas del ejército.  

No obstante, a que, bajo los principios del machismo y patriarcado los hombres encabezaron los cargos de mayor importancia, algunas de estas mujeres obtuvieron reconocimientos como el título honorífico de veterana de la revolución para Carmen Parra, el otorgamiento de predios para Rosa Bobadilla, la condecoración con la presea al mérito revolucionario y el reconocimiento de composición musical con el corrido “la Valentina” y “la Adelita”.

Hoy en pleno siglo XXI, después de doce décadas, encontramos una situación muy similar a las que vivieron las revolucionarias por desigualdad, y falta de oportunidades para la autonomía económica de las mujeres, destacando las tareas del hogar, la crianza y cuidados de las hijas e hijos, que limitan el acceso de las mujeres al mercado laboral y a la participación política con la toma de decisiones, así como el embarazo adolescente.

ONUMUJERES señala una serie de desafíos estructurales caracterizados por una brecha persistente entre la igualdad formal y sustantiva en todas las áreas del desarrollo; es decir existe una brecha de implementación entre lo que está estipulado en leyes, planes, programas y presupuestos sobre derechos de las mujeres y el grado de cumplimiento de los derechos de las mujeres en la práctica y sus vidas diarias. 

Si bien se ha avanzado en armonizar las leyes y políticas con los compromisos internacionales, en particular la CEDAW, esta armonización sigue siendo parcial, sobre todo en el nivel estatal y municipal.

Como se puede observar, México enfrenta marcadas desigualdades económicas, sociales y territoriales, así como persistentes desventajas sociales y altos índices de discriminación que son tanto la causa como la consecuencia de la continua marginalización de amplios sectores de la población, principalmente de mujeres y niñas, población indígena y migrantes. 

Las mujeres revolucionarias se empoderaron sin un marco jurídico, hoy, “empodérate con él”

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