Se vende dignidad

La contradicción es parte de la humanidad, la congruencia tiene sus límites, pero cuando se trata de la industria del entretenimiento y la política la moral es el árbol que da moritas.

De esta manera, frente a la cercana renovación de la titularidad del poder ejecutivo de la entidad, los actos por la visibilidad de las personalidades que aspiran y suspiran por tener la gracia del dedazo democrático se hacen presentes todos los días en todo lugar. 

La sociedad cambió. Sin embargo, las formas de hacer política continúan con rancias prácticas de idealización de las y los candidateables, creando imágenes falsas de cualidades y expectativas que se convierten en barro en el desempeño del cargo. El tema es sencillo: nos venden super héroes y heroínas, una vez electos regresan a su forma natural de ser humano, con errores, prepotencias y limitaciones (especialmente presupuestales).

Cada proceso electoral es lo mismo: una carta a la esperanza que tiene como destinatario una ciudadanía cada vez más lacerada. Afortunadamente existe una creciente democratización a partir del uso de las redes sociales como medios de expresión y debate de las ideas, donde la pluralidad hace frente y resistencia a prácticas hegemónicas de poder. 

Que Facebook, Twitter, Instagram y TikTok no se salvan de los billetes de campañas publicitarias de magnates que pretenden comprar voluntades y dignidad a falta de solidez política. 

En los próximos meses, desfilarán cientos de propuestas e imágenes publicitarias de personajes que prometen ser más efectivos que el mariguanol, veremos si la pujante y creciente juventud en condiciones de precariedad laboral se deja seducir por la compra de dignidad, en una entidad con altos índices de pobreza, marginación, discriminación, racismo, machismo e indiferencia a las tragedias causadas por malas decisiones.