NÚMEROS CLAROS
Al final hemos visto que el socialismo no puede ser sólo fruto de la voluntad de los hombres, sino el resultado del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad y de un nuevo hombre que deberá ser fruto del propio desarrollo del mundo capitalista; porque al final, el socialismo deberá emerger de las cenizas del capitalismo.
Este 20 de marzo llegará a La Habana el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Se trata de la primera visita oficial de un presidente de esa nación en 88 años, quien permanecerá en Cuba del 20 al 22 de este mes. Se trata de una visita histórica que pone fin a más de medio siglo de distanciamiento entre los dos países, y a unos de los vestigios de la guerra fría que enfrentó a los Estados Unidos y la Unión de Republicas Soviéticas Socialistas (URSS) durante años.
Estados Unidos constituía entonces el baluarte de la libertad y la democracia, que defendía al mundo capitalista de la libre empresa; la URSS, se proyectaba como la expresión de un nuevo modelo de desarrollo más humano, que centraba su interés en el bienestar de todo el pueblo y no de unos cuantos que acumulaban la riqueza.
Al final hemos visto que el socialismo no puede ser sólo fruto de la voluntad de los hombres, sino el resultado del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad y de un nuevo hombre que deberá ser fruto del propio desarrollo del mundo capitalista; porque al final, el socialismo deberá emerger de las cenizas del capitalismo. Esa es la razón por la cual en la última década del Siglo XX, el mundo presenció la “transición” de los países de Europa, que habían intentado construir el socialismo, al capitalismo; como si se tratara de una contradicción histórica.
De este modo, Cuba en América Latina hoy es visto como parte de ese proceso de construcción del socialismo en el mundo occidental; la gran diferencia con los países ex socialistas de Europa es que la Revolución Cubana surgió de las entrañas del pueblo cubano, y fue arropada por la inmensa mayoría de sus ciudadanos, a los cuales la revolución les dignificó y les dio la condición de hombre libres, no de esclavos o de sirvientes, condición en la que vivieron bajo la colonización españolo y luego durante la ocupación de los Estados Unidos.
Después de años de confrontación y de intentos de parte de los Estados Unidos, a través de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de destruir la revolución cubana y asesinar a su máximo líder, Fidel Castro, en diciembre de 2014 el mundo se despertó con la noticia de que ambos países avanzaban firmemente hacia el restablecimiento pleno de sus relaciones diplomáticas interrumpidas durante 54 años.
El proceso de normalización de las relaciones entre ambos países no ha sido fácil ni ha estado exento de obstáculos, sólo ha contado con la voluntad del presidente Barack Obama y del presidente Raúl Castro. A esa normalización de las relaciones entre los dos países le ha seguido la visita de altos funcionarios y presidentes de Europa a Cuba, la última de ellas, la de Federica Mogherini, Alta Representante de Política Exterior de la Unión Europea, quien firmó el “Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre la Unión Europea y Cuba”, que pone fin a la política de “Posición Común”, aprobada en 1996, que condicionó durante años las relaciones entre Cuba y los países Europeos.
Sin embargo, las inversiones de estadounidenses y europeos, los negocios entre Cuba y las empresas procedentes de los Estados Unidos y Europa, no podrán realizarse mientras el bloqueo económico continúe vigente. Los cubanos han sido victimas del bloqueo económico durante años, el cual ha estimulado la creatividad del pueblo antillano y su propio desarrollo; pero hoy el bloqueo no sólo es un obstáculo para los negocios de las empresas, sino para el desarrollo de la economía cubana.
El bloqueo ha sido una violación masiva de los derechos humanos. Sería difícil cuantificar los daños; algunas cifras indican que el 77% de la población ha nacido y vivido en Cuba bajo el bloqueo; esto significa que han tenido que soportar muchas limitaciones debido a no poder acceder a los mercados financieros, de alimentos, medicamentos, de tecnología, a los nuevos adelantos tecnológicos, a los adelantos modernos. El bloqueo ha costado a los cubanos, de acuerdo al precio del oro en los mercados internacionales, aproximadamente unos 833 mil 755 millones de dólares.
La eliminación del bloqueo y la plena normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos tiene muchos enemigos. Un congreso controlado por los republicanos y la posible llegada de un republicano a la Casa Blanca, podrían postergar su desmantelamiento si antes el presiente Obama no usa las prerrogativas constitucionales para derribarlo.
El fin del bloqueo es el “turning point” para esa la normalización de las relaciones entre ambos países; pero para ello es necesario que los Estados Unidos devuelvan la base naval de Guantánamo, y se indemnice al pueblo cubano por los daños causados en más de medio Siglo.
Los Estados Unidos han querido trasmitir al mundo que la normalización de las relaciones pasa por la capacidad de Cuba para ello; sin embargo, cuando la plena normalización de las relaciones entre ambos países pasa necesariamente por el levantamiento del bloqueo.
El tema de la falta de libertades democráticas en Cuba y de violación de los derechos humanos, no pueden ocultar la realidad de los logros de la revolución. Obama debe darse cuenta en su vista de cuánto realmente conoce de Cuba por los informes y de su realidad.
La visita de Obama deberá marcar el inicio del fin del bloqueo. Su visita debe alimentarlo de fuerzas para seguir avanzando en la normalización de las relaciones con Cuba; el presidente estadounidense deberá percatarse de los beneficios que tiene para ambos países el poder basar ese acercamiento en la confianza mutua, y hacer de ellas el principio de beneficio mutuo para los dos países, pues ni Rusia ni China están tan cerca de Cuba como los Estados Unidos.
DIARIO PLAZA JUÁREZ
