
La desigualdad en la vacunación contra la covid-19, con países ricos que han inmunizado ya a la mayoría de su población mientras más de un 90 por ciento de África espera aún su primera dosis, supone una “obscenidad” y un fracaso ético, según denunció ayer el jefe de la ONU, António Guterres.
El portugués, en su discurso de apertura de la Asamblea General de Naciones Unidas, criticó la falta de solidaridad en este ámbito y la destacó como un reflejo de los grandes problemas del mundo actual.
“De un lado vemos vacunas desarrolladas en tiempo récord, una victoria de la ciencia y del ingenio humano. Del otro, vemos un triunfo arruinado por la tragedia de la falta de voluntad política, el egoísmo y la desconfianza”, señaló Guterres.
El secretario general de la ONU recalcó que el mundo “aprobó el examen de ciencia”, pero tiene un suspenso en “ética”.
“Quizás una imagen cuenta la historia de nuestro tiempo. La foto que hemos visto de algunas partes del mundo con vacunas contra la covid-19 en la basura. Caducas y sin usar”, apuntó.