Así nos ven en Estados Unidos

El desafío es grande para nuestra imagen internacional, ya que los debates y las expresiones de los candidatos estadounidenses le dan la vuelta al mundo

DATO
Debido a su configuración multiracial y multiétnica, Estados Unidos ha tenido la necesidad de encontrar algún adversario externo, algún enemigo que les unifique. Sea el comunismo en la etapa de la Guerra Fría o los extremistas islámicos después del 11 de septiembre, contar con un villano bien definido es fuente de cohesión para un país con decrecientes elementos en común.

Por gran distancia, México es el país que ha sido más criticado y agraviado en la campaña presidencial de Estados Unidos. El desafío es grande para nuestra imagen internacional, ya que los debates y las expresiones de los candidatos estadounidenses le dan la vuelta al mundo. El mensaje de los candidatos se dirige a los votantes norteamericanos. Sin embargo, también los australianos, los franceses o los sudafricanos se están formando una opinión acerca de nuestro país a través de estos mensajes. Solamente China ocupa un distante segundo lugar en los ataques de los políticos y esto, por razones estrictamente comerciales.
Con casi treinta millones de habitantes de origen mexicano, una extensa frontera, tránsito de estupefacientes y un comercio bilateral que raya en los 500 mil millones de dólares al año, la clase política estadounidense coincide en que México es el país que más influye en su vida cotidiana, en la realidad de los votantes que buscan atraer. De ahí la andanada de críticas hacia nuestro país. En esto coinciden prácticamente todos los candidatos, desde Trump en la derecha nacionalista, hasta Sanders en la izquierda socialista. En la medida en que la ciudadanía compra estos argumentos —que es lo realmente grave— se concluye que en la visión de muchos vecinos, México es un país indeseable e incómodo.
Debido a su configuración multiracial y multiétnica, Estados Unidos ha tenido la necesidad de encontrar algún adversario externo, algún enemigo que les unifique. Sea el comunismo en la etapa de la Guerra Fría o los extremistas islámicos después del 11 de septiembre, contar con un villano bien definido es fuente de cohesión para un país con decrecientes elementos en común. En esta etapa, en que Estados Unidos va perdiendo poder relativo frente a otras potencias, identificar la fuente de sus males se convierte en un atractivo botín político. México es el país más susceptible para crear esa sensación de unidad y para explicar el retroceso en su supremacía internacional.
Nos han hecho ver como si México fuese el peor vecino posible que pudiera tener cualquier país sobre la Tierra. A pesar de ser la décimo cuarta economía del mundo y la segunda más grande de América Latina, el mensaje que reciben las masas (y éstas asimilan con gran aceptación) es que Estados Unidos sería una nación mucho más próspera y más fuerte si pudiese cortar cualquier nexo con nuestro país. En el comercio, existe una balanza favorable a México; hay que castigarlo con aranceles y repudiando el TLCAN. En materia migratoria hay que construir un muro en la frontera… a pesar de que ya son más los mexicanos que regresan que los que cruzan al Norte. En materia de drogas, las aduanas de Estados Unidos logran interceptar todo tipo de productos menos éste. Dato curioso.
México requiere de un despliegue global de información dura y bien dirigida. Los socios naturales son las empresas de EU que más se benefician del contacto con México: desde las armadoras de automóviles y laboratorios farmacéuticos hasta los productores de hortalizas en California o los avicultores de Georgia que no existirían sin la mano de obra mexicana. Los intereses que serían más afectados son nuestros mejores aliados. Es preciso acercarse a ellos.

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