“Darth” Trump…

En su sombrío Boeing 757 azul marino, que él bautizó con sus aires de grandeza como Trump Force One, volaba por todo el territorio estadounidense gesticulando e insultando adversarios, con la excusa de que “estaba en campaña para recuperar la grandeza de EU”.

Actuando con tácticas propias del siniestro Darth Vader, el villano de Star Wars, Darth Trump pretendía robarse con engaños y amenazas la candidatura del Partido Republicano. Era necesario detenerlo a como diera lugar. Eso es lo que está intentando desde la semana pasada, quizá demasiado tarde, Mitt Romney, uno de los más respetados jerarcas del partido.
Algunos pensaban que Trump se había hecho imparable. En su sombrío Boeing 757 azul marino, que él bautizó con sus aires de grandeza como Trump Force One, volaba por todo el territorio estadounidense gesticulando e insultando adversarios, con la excusa de que “estaba en campaña para recuperar la grandeza de EU”. A la vista de todos comenzó a acumular estados y delegados electorales. Los enemigos a vencer eran los “violadores y narcotraficantes mexicanos”. Había que deportarlos de inmediato o detenerlos con “el muro”.
El magnate no llegó como el “ladrón que viene de noche”. Anunció sus intenciones y se fue “por la libre”. Se catapultó por la creciente xenofobia de los estadounidenses más ignorantes y también por el nacionalismo mexicano que decidió enfrentarlo; hasta las “mentadas de madre” de Vicente Fox le ayudaron a crecer. Todos caímos en la trampa, mientras él ganaba cientos de delegados electorales. El muro, que “sería pagado por México”, y la deportación “inmediata” de 11 millones de “ilegales” se volvieron temas “virales” de su campaña.
Desplegó un avasallador plan de ataque que le estaba dando excelentes resultados. A sus principales adversarios, los ingenuos senadores Ted Cruz y Marco Rubio, los llamaba “pesos ligeros”.
Le doró la píldora al Partido Republicano. Prometió invertir su propio dinero a razón de 2 millones de dólares por semana, y usar el Boeing 757 que adquirió de uno de los fundadores de Microsoft por 100 millones de dólares.
Todo iba viento en popa, hasta que apareció el aguafiestas de Mitt Romney, ex candidato presidencial republicano que perdió contra Barack Obama.
Mitt es también multimillonario, pero de mejor cuna. Su padre, George Romney, fue un rico y respetable industrial republicano que nació y vivió en la comunidad menonita de Chihuahua; gobernó Michigan y compitió por la Presidencia contra Richard Nixon, que después lo designó secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano.
En un mensaje insólito la semana pasada, que algunos interpretaron como un nuevo “lanzamiento presidencial” de Mitt Romney, este pidió a los republicanos no votar por Trump. Lo acusó de “mentiroso y fraudulento”, y pidió que “no se le diera valor alguno a sus promesas de campaña”. Darth Trump comenzó a perder terreno. No es hombre de ideas. Es un merolico ignorante que apela a lo más bajo de la xenofobia de los estadounidenses.
Siempre amenazante, Trump prometió el sábado pasado que si Hillary resultaba candidata demócrata iba a desear “jamás haberlo conocido”. Y no olvidemos que los Clinton (él y ella) tienen mucha cola que les pisen. Se va a poner bueno…         

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