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RETRATOS HABLADOS

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RETRATOS HABLADOS

Vivir es la consigna

No para de llover. Con toda seguridad hoy lunes 20 de septiembre del 2021 el cielo amanecerá despejado, saldrá el sol, volverá la esperanza de que, igual a lo de la pandemia, las cosas empiecen el largo regreso a la normalidad; pero también, igual que con lo de la pandemia, puede que cuando todo se cree camino a ese paraíso de la tranquilidad sin el miedo de la enfermedad o las aguas que se lleven todo, hasta los recuerdos, la historia se repita para volver a insistir en su lección de que somos la fragilidad extrema en la creación de la humanidad.

Luego que todos los y las aspirantes a ser candidatos al gobierno de la entidad se placearon por la región Tula para entregar despensas, dirigir sentidos mensajes de solidaridad y jurar por todos los dioses que con ellos todo estará solucionado hasta la eternidad, el asunto empieza a pasar de moda, porque la necesidad casi permanente y sin una solución real a corto plazo, no funciona para asuntos de precampaña.

Entonces los damnificados descubren que en la cruda y temible realidad se quedan con sus propias manos, para encontrar la salida a un río que no se cansa de traer aguas pestilentes del Valle de México, cuando a cambio, por décadas y décadas, se manda la mayor parte de la producción de los pozos de la batería Téllez-Tizayuca: agua limpia, hasta cristalina.

La pandemia, al menos ayer domingo, pareciera haber sido olvidada por los que decidieron ir al cine, comer en un restaurante, caminar al aire libre. Y ni quién los culpe de nada, porque si hay algo cierto es que aprendimos a cuidarnos a base de sufrimiento, a vacunarnos puntualmente, usar el cubrebocas religiosamente y confirmar que, al cuidarnos, cuidamos a quienes más amamos.

Pero todo es diferente. Algo quedó en el escenario cotidiano de nuestras existencias que nos habla de un nuevo mundo, un nuevo modo de procesar la información de cada día para simplemente nunca volver a olvidar nuestro carácter de seres humanos mortales, absolutamente mortales y dignos de un recuerdo sencillo, prudente en la familia, que en su conjunto aprendió que todo se esfuma apenas entendido el gusto de la vida.

Primero la enfermedad. Después la naturaleza, decidieron ponernos en nuestro lugar, que de ninguna manera es la historia, la leyenda trascenderá a los años. Nada de eso existe. Lo sabíamos, pero no quisimos aceptarlo nunca, porque duele saberse olvidado antes de tiempo, cuando apenas nos asomamos al tiempo justo en que es posible redescubrir el sentido de la existencia.

Sin embargo, la clase política se cuece aparte. Son diferentes porque con todo y que seguramente comprenden a la perfección que son efímeros igual que todos, no dudan un momento en creer todo lo contrario, y mirarse en la historia universal como aquellos que cambiaron el destino y dirección de la vida humana.

Pero no es así.

Siempre guardo la respuesta del periodista Migue Ángel Granados Chapa, a la pregunta que le hice en una entrevista poco antes de su muerte: ¿Cómo le gustaría ser recordado en la memoria de los mexicanos? 

De buen humor, amable como siempre lo fue, dijo que solo aspiraba a quedar en la memoria de su familia, que aspirar a más era algo irreal. Que con eso, con el recuerdo de sus seres más queridos, era suficiente.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta