“Mujeres que tienen la pinta de NO ser maltratadas”
En todo el mundo existen mujeres que tras la imagen del buen vestir y fluidez verbal, que muestran ser inteligentes, con un nivel académico profesional, y desempeño en el ámbito laboral hasta con alta jerarquía, esconden el maltrato que sufren en su vida simulando una relación conyugal modelo a la vista de su entorno.
La sociedad tiene la creencia de que solamente las mujeres que tienen una clase social baja, o con pocos recursos económicos, sin preparación académica y con pocas experiencias laborales, son quienes sufren y toleran la violencia en sus diferentes tipos y modalidades, piensan equivocadamente que las mujeres que han ejercido cargos de responsabilidad pública, de ninguna manera consentirían la violencia.
Para muchas personas que se consideran inteligentes, no existe la posibilidad de que mujeres con la “pinta” de contar con empoderamiento económico, social y personal, sufran y toleren la violencia de género aguantando de manera cotidiana vejaciones, humillaciones, abusos, insultos, y golpes, por parte de su pareja.
Es el caso de Olivia Roca, quien utiliza este pseudónimo para narrar su historia de vida a través de la publicación digital “Ponte en mi lugar, la decisión de una mujer maltratada”, luego de escuchar el concepto de “mujeres tontas” asignado a las mujeres que sufren y toleran la violencia, que hicieron algunas de sus compañeras de trabajo, entendió que se necesita derribar los mitos que fortalecen la violencia de género para dar soluciones reales a este problema.
Olivia Roca, además de aceptar ante sus compañeras que aun con la imagen empoderada que proyectaba a la sociedad, sufría violencia, consideró que debía dar a conocer los maltratos en el nivel social, legal y personal que ella vivió para ayudar a otras mujeres que se encuentran en la misma situación de violencia, pero con distinta condición social y económica, o bien las que están en la misma situación y condición.
En un recorrido de su vida recordó que desde el inicio de la relación con su pareja recibió violencia, con conductas sutiles y paternalistas que derramaban protección con alta implicación de control sobre ella, confundido con mucha preocupación y amor por ella, que poco a poco la convirtió en una mujer torpe, insegura, acomplejada, y frustrada, con temor a que las personas de su entorno descubrieran su realidad, y miedo a que sus hijos pudieran repetir los mismos patrones de conducta.
Ella detectó que una característica muy reveladora de los hombres agresores comienza con el control, quieren saber todo de lo que hacen ellas, de sus amistades, critican a su familia, y buscan el alejamiento de las personas de su entorno, para aislarlas y dejarlas solas como base del control y dependencia de ellos.
Olivia en esta experiencia recomienda analizar y reflexionar sobre la propia vida como si fuera otra persona para ser más objetiva y honesta, contar los sucesos a las personas cercanas de confianza, buscar asesoramiento legal en instituciones gratuitas para que conozcan sus derechos y procedimientos para denunciar, sin tener miedo a ser juzgadas, y sobre todo que no se dejen arrastrar por chantajes emocionales.
¿Conoces a alguna mujer que NO tiene la pinta de ser maltratada, pero sí lo es? Si tú fueras Olivia o su pareja, ¿Qué harías?
¡Denuncia!