
Nunca más la normalidad
No volveremos a la normalidad, si acaso a la que siempre hemos vivido que es anormal. La existencia humana, los estrategas que saben cómo reconstruir lo cotidiano y hacernos creer que después de todo la muerte acostumbra llevarse a miles y miles cada año, sin importar a ciencia cierta si tiene que ver con los pulmones o el corazón, muy pronto lograrán lo que hasta hace poco nos resultaba imposible y absurdo: que aceptemos la idea de que todo terminó y que con suerte no volverá a tocarnos una época como la que hoy vivimos.
La gran maestría de los que escriben la historia de la humanidad reside en que han logrado con lustros, hasta décadas de anticipación, declarar por terminada una pandemia, un conflicto social, un movimiento de transformación, una mortandad sin orígenes claros. Simplemente lo anuncian con lujo de marcos teóricos y referenciales, para que se genere una ola de apoyo, una aprobación de la ciudadanía que, también agotada de tanto encierro y miedo, a su vez dan a conocer que aceptan la nueva gran teoría.
Y sucede que de pronto los conteos apocalípticos de nuevos difuntos y contagiados se detienen, callan prudentemente para finalmente asegurar que sí, efectivamente, todo ha terminado y quien así lo desee puede dedicarse a investigar la razón “real” de muertes que se mantienen.
Pasarán muchos años, pero la realidad es que nunca, en cinco o diez generaciones, se volverá a hablar de la más reciente pandemia, y luego del acuerdo sin palabras y firmas de por medio, simplemente se da por verdad lo que quién sabe si lo fue.
De pronto regresamos a una vida que por decreto se decide que ya es plena de normalidad, y los casos de errores en diagnóstico se van hasta el cielo.
Poco a poco nos asomamos a las salas de cine, pelamos tamaños ojos cuando vemos que, si antes dejaban una fila completamente vacía, de la noche a la mañana y no se respeta este distanciamiento. Descubrimos que ya estamos de acuerdo, que además nunca ha habido una humanidad normal, sino todo lo contrario.
Incluso nos preguntamos si alguna vez hubo normalidad, o siempre fue todo lo contrario, es decir plagado de anormalidades.
Pero no, no volveremos a algo que nunca conocimos.
Si hacemos un balance de todo lo vivido, descubriremos que en realidad desde hace mucho, pero mucho, ansiábamos regresar a la calle, a los restaurantes, balnearios. Incluso al trabajo presencial.
Y una mañana salimos a las calles y nos damos cuenta que, después de todo, alguien tendrá que guardar en vasijas llevadas a cuevas como las del Mar Muerto, la realidad absoluta de lo que vimos.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta