Entre líneas

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¡Cuidado con “el poder de la chancla”!

Quienes reconocen la frase: “¡párate ahí, porque si no te va a ir peor!” o la “subidita de volumen” (pellizco) o el antiguo “carrusel con la chancla -generalmente de mamá- (por la exclusividad en el cuidado de crianza), o los espectaculares “lanzamientos” de palos de escoba que ni Valenzuela podría superar, seguramente vivieron su infancia en el siglo o milenio pasado.

Esas generaciones baby boom (1949-1968), generación X (1969-1980), millenials o generación Y (1981-1993) y generación Z (1994-2010) a las que nos tocó que el derecho a corregir” de las madres y padres, e incluso, de profesoras y profesores, estaba patentado, en la escuela, por varitas de madera o reglas y en casa, por la famosa “chancla” que hasta en la taquillera película “Coco” nos hizo reír al recordar.

Así, ante el inminente regreso a clases de miles de estudiantes, cabe precisar que el derecho a golpear a una niña, niño o adolescente (todos menores de dieciocho años) es un delito, no obstante, la inconvencionalidad de algunas normas locales que establecen como legal ese “derecho de corregir”, como el párrafo último del artículo 142 de nuestro Código Penal en Hidalgo. 

Sin embargo, el que dicha norma excuse golpear para “corregir”, condicionando a que no sea habitual o reiterado y tampoco genere lesiones, contraviene lo dispuesto en la Convención de los Derechos del Niño, -particularmente el artículo 19- y al interés superior de la infancia, que implica proteger el bienestar de aquellos en forma integral, sin maltrato alguno.  

Y justamente, al hablar de maltrato, no solo se refiere al maltrato físico, sino también al verbal y psicológico, de ahí que la Ley para la Prevención, Atención y Erradicación de Violencia Escolar en el Estado de Hidalgo, establece obligaciones y derechos para toda la comunidad educativa y contempla como violencia escolar a toda aquella conducta agresiva e intencional que busque intimidar y/o someter, verbal, psicológica, física, sexual y/o por exclusión social, a algún miembro de la comunidad educativa, dentro y/o fuera de las instalaciones escolares, pues con ello se pone en riesgo la convivencia escolar.

En ese sentido, aunque a causa de la pandemia generada por el virus SARS-CoV-2 (mejor conocida como “Coronavirus”), la educación será preferentemente a distancia a través de las plataformas tecnológicas, ello no es obstáculo para que las autoridades escolares vigilen el cumplimiento de los parámetros internacionales de bienestar que eviten dicha violencia escolar, ya que la infancia y adolescencia de hoy en día sufre de malestares emocionales causados por el encierro, como: ansiedad, irritabilidad, frustración y depresión, que deben ser encausados adecuadamente para no generar conflictos escolares. La tarea no es fácil y apenas comienza, y no es exclusiva de las profesoras y profesores, de las y los estudiantes, es una “tarea de equipo”, en la que sacar 10 o “A” (en semejanza al sistema anglosajón) implica atención de tod@s, pero sobre todo de autoridades escolares, madres y padres de familia, en un justo equilibrio.