Campañas de lodo
Las campañas negras, de lodo, de difamaciones, apenas empiezan en la ruta que lleva a la elección de gobernador de Hidalgo el año próximo. Parece que, incluso, como nunca los suspirantes tendrán que hacer acopio de toda su capacidad de resistencia, para aguantar todo tipo de ataques en las “benditas” redes sociales, donde lo mismo encontrarán falsificaciones de medios informativos de tradición, y sobre todo reales, en que se les acusa de todo lo habido y por haber, que virulentos ataques no solo hacia ellos, sino a sus familiares.
Estamos en la antesala de uno de los procesos previos a la elección de candidatos más sucios en la historia de la entidad, en los que poco trabajo costará descubrir el remitente de las campañas de lodo, con todo y que lo harán a trasmano, o bien el muy socorrido uso de identidades fantasma, o de plano bajo la cobardía del anonimato.
Ninguno de los y las aspirantes saldrá limpio de este lodazal en que tiende a convertirse el proceso político en que cada uno de los partidos políticos, aunque todos entendemos que son Morena y PRI los que más atraen la atención por ser los verdaderos competidores para quedarse con la primera magistratura estatal.
Sin embargo, habrá que señalar algo fundamental: las campañas negras no son de ningún modo inocentes, o solo para crispar el ánimo de potenciales votantes. No. Forman parte de una estrategia bien delineada y planificada, en la que se trabaja intensamente bajo el entendido de que una mentira repetida cien veces, acaba por convertirse en verdad para el que la lee o escucha.
A lo anterior se agrega un paso lento, sigiloso, precavido en exceso, que incluso llevó a la creación de larguísimas listas donde pusieron no solo a políticos de relleno, sino que celebraron sus ocurrencias.
Hidalgo vivirá uno de sus momentos más interesantes de toda su historia política, porque aun sin que aterrice la alternancia en el Poder Ejecutivo, observamos como nunca un proceso que por sí mismo ofrecerá un diagnóstico del estado real de un priismo que ha defendido contra viento y marea, su decisión de no cambiar nadamás porque sí, o para que uno se vaya y llegue otro igual o peor.
Hay una militancia del tricolor que no es fácilmente tentada por posibles gobiernos revolucionarios y transformadores, por la sencilla razón de que siempre han tenido la posibilidad de confirmar, con la facilidad que ofrece no ser parte de esos experimentos, si tomar una nueva ruta deriva en mejores resultados.
Cerca del campo de experimentación más grande e importante del país, la Ciudad de México, los hidalguenses saben que lo primero es observar, evaluar y luego tomar una decisión.
Así que no. Si bien la imagen y marca AMLO atrae miles de votos, sea quien sea el que los pida, es evidente que el desgaste político cobra la factura, y que en la entidad hidalguense aplican a rajatabla la idea de que “más vale malo conocido… que bueno por conocer”.
Pero no hay nada seguro… para nadie.
En tanto, las guerras de lodo continuarán, de eso no hay duda.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
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@JavierEPeralta