
Con soberbia no se gana una elección
Un hecho concreto es que la soberbia ya prendió en el partido del presidente de la República, Morena, en el Estado de Hidalgo, al dar por hecho que sea quien sea su candidato a la gubernatura habrá de ganar las elecciones del 2024. Vaya pues, como en los viejos tiempos del Revolucionario Institucional cuando el “tapado”, ya “destapado”, simplemente tenía que cumplir el requisito burocrático de la campaña y los comicios, para después llegar a despachar en el cuarto piso de Palacio de Gobierno.
La actitud es riesgosa para un partido que en términos reales no ha ganado nada como tal, sí en cambio en el papel de trampolín para cuanto grupo político se ha hecho de una parte de la franquicia que representa Morena, y para el caso basta recordar a los de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, que no solo obtuvieron diputaciones locales y federales, sino que han ratificado esta condición de “paracaidistas con derechos”.
Nadie puede ignorar la absoluta debilidad de un instituto político como el de los morenistas en tierras hidalguenses, producto de una rapiña al más alto nivel y una militancia ninguneada en los hechos, que simplemente es hecha a un lado para que los “recomendados” logren candidaturas de todos colores y sabores.
Por eso llama la atención que recurran a estrategias seguramente recomendadas por asesores de imagen con raíces tricolores, de la más rancia tradición, en que uno de los más viables aspirantes a la nominación, el senador Menchaca, sale a pasear con el súper delegado, siempre ninguneado por enclaves de poder al interior de Morena, Abraham Mendoza, como si con ese simple desplante pudieran apagar el incendio que ya se desató por las ambiciones de poder.
No, con todo y la pelea a muerte por la candidatura del PRI, entre los que apoyan al alcalde de Mineral de la Reforma, Israel Félix y los que van con la secretaría general del Comité Ejecutivo Nacional, Carolina Viggiano, si en el partido oficial, hoy Morena, creen que con la foto en el desayuno y un paseo por las calles pachuqueñas de quien consideran sus dos personajes con más ascendencia en la militancia todo está arreglado, ya se equivocaron.
Por supuesto el PRI no puede permitirse mantener por más tiempo la pugna Félix-Viggiano, y por esto debe entenderse gobierno que termina-Viggiano, porque ahí sí avalarían que los morenistas van a ganar con quien se les ocurra, de tal modo que ya no sería descabellada la posibilidad de que en una de esas hasta el cantante o Simey pudieran convertirse en titulares del Poder Ejecutivo hidalguense.
Morena no va a ganar con el que pongan en la boleta. Una cosa es quedarse con diputaciones locales y federales, y otra la gubernatura. Cuenta, y mucho, lo que haya hecho o dejado de hacer el gobernante que va de salida. Omar Fayad cuenta con buenas calificaciones, guste o no a quienes dan por hecho en juicios absolutos, que todo ha estado mal. No es así, nunca ha sido así y querer partir hacia una transformación con la descalificación total de lo que ha pasado, es un absurdo que no conduce a ninguna parte.
Por muchas razones se antoja que el partido presidencial está ante el reto mayúsculo de crecer por sí mismo, y no en papel de lastre a la figura del Jefe de la Nación, que si bien gusta de hacer el papel del que gana todo y con todo, difícilmente puede cimentar su historia de poder al impedir el crecimiento de su partido.
Insisto: no van a ganar con la idea de que la ola AMLO es eterna, y mucho menos si persisten en su actitud de vender nominaciones al mejor comprador, con el desprecio cada vez más lamentable de lo que diga su militancia.
Tampoco lo harán con estrategias de imagen heredadas de los de enfrente, en que dos personajes actúan una plática comedida en un desayuno actuado, a ciencia cierta sin saber el objetivo que se buscaba.
En tanto, parece que en el PRI ya se trabaja una estrategia de conciliación, pero sobre todo negociación, fruto de la cual pudiera surgir la tercera opción, en que ni Félix, ni Viggiano, caminarían rumbo a la elección. Parece que hay avances.
Mil gracias, hasta mañana.
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@JavierEPeralta