UNA RIÑA DE PELOS EN UN TIANGUIS
Los comerciantes se apoderaron de las calles de la colonia San Cayetano. Una mujer lesionada y varios golpeados fue el saldo de un pleito la mañana del domingo, entre los simpatizantes y dirigentes del tianguis de la colonia que ya les dije, que encabeza el célebre Oscar Pelcastre, conocido en el bajo mundo como “El Perro”, con los vecinos del lugar.
Se aventaron su madriza ante la disputa de lugares y el control absoluto de la plaza que mantiene el protegido de la “Niña Blanca”, y es el líder de un buen grupo de vendedores ambulantes. Por medio de los primeros informes oficiales, se dice que a las 10 de la mañana comenzó la trifulca. El presidente del consejo de colaboración de la colonia de los que se hacen llamar “Programa Frecuencia Ciudadana Dependiente del ayuntamiento de Pachuca”, pidió apoyo a la policía antes de que se mataran, porque iban con todo. En el llamado de auxilio ante la policías dijo que el dirigente de los tianguistas y un grupo de simpatizantes de estos, entre ellos una vieja greñuda y bronca llamada Maricela, mejor conocida como “La Morena”, y un tipo que se llama José Luis, conocido en el bajo mundo como “El Chido”, estaban desalojando de manera violenta a varios vecinos aventándoles sus chácharas que iban a vender en la plaza dominical, que es la más grande de Pachuca. Se dice que están amparados por el Presidente Municipal y sus gatos.
Ante todo el desmadre se dieron hasta por debajo de la lengua, jalones de greñas, piquetes de ojos, y una madriza que le dieron a una vecina que no pudo decir cómo se llamaba porque quedó lesionada, fue llevada de emergencia por la Cruz Roja al Hospital General, donde recibirá atención médica, dijeron algunos vecinos que iba colgado el pico.
De todo lo que pasó se le pararon los pelos del espinazo a los vecinos, que ya iban a entrarle a la bola carniceros, taqueros, comerciantes… uno de ellos metió su cuchara y dijo que se calmaran, que la colonia no quería violencia.
El represéntate de la colonia dijo que los culpables son los de la presidencia municipal que permiten que invadan la colonia por unos pesos que les cobran a cada uno de los puesteros.
Se comentó de varias lenguas que el que organiza todo es “El Perro”, que está protegido por la calaca y las autoridades le tienen miedo, porque es el hijo predilecto de la Santa muerte, y se ha convertido en el presidente de los Tianguistas. Originalmente el tianguis se establecía en la calle de Cofre de Perote, ahora ya invadió la avenida que desemboca al Boulevard Colosio.
Ha crecido en tal magnitud que ahora le llaman “Hidalgo, Tierra de Tianguistas”, también ha sido invadida por comerciantes callejeros y las camionetas viejas de los dueños de los puestos, ocasionando un verdadero desmadre, no se puede pasar. Los vecinos de plano ya están hasta el gorro, ya no se soporta la situación y se han incrementado los robos a plena luz del día, desvalijan los automóviles y los ponen a parir chayotes “porque el domingo tenemos que sacar nuestros automóviles de la cochera de la casa a las 6 de la mañana, porque a las 7 ya están los puestos y no nos dejan salir”.
La gota que derramó el vaso fue el día domingo, cuando uno de los colonos quiso hacer una venta de garaje en su casa, se corrió la voz y llegó “El Perro” con todos sus secuaces y lo metieron a madrazos porque no era del gremio, y le robaron sus cosas. El vecino estaba que se lo llevaba la grosería porque se lo habían llevado al baile. Se juntaron todos los colonos indignados para hacer una comisión y formular un escrito dirigido al presidente municipal, Eleazar García, que por favor quite a sus amigos de la colonia.
Los quejosos dijeron que se reunirán el día lunes con el presidente del consejo de colaboración de la colonia para buscar la forma en que todos los tianguistas vayan a vender sus cosas a donde vive la madre de “El Perro”; “porque si no, vamos a llegar a desmadrarlos”, ya se unieron con otras colonias cercanas para sacarlos a madrazos.
SE ROBÓ UNA BICICLETA
Alfredo Cortes, de profesión taxista, se dio cuenta que ya las nalgas se le estaba haciendo cuadradas de tanto estar sentado, y se le estaba borrando la raya de la cola de tanto andar como jicote dando vueltas por toda la ciudad manejando su coche. Para que se emparejaran decidió robarse una bicicleta y darle duro al pedal.
La suerte estaba de su lado, al pasar por la Secundaria General 2 de Pachuquilla, en la avenida de Los Árboles número 100, vio que estaba la puerta abierta y adentro había una bicicleta de montaña ideal como la quería, sin pensarlo dos veces se metió, se montó en ella y salió como rayo, dándole a todo lo que daba.
Pero muchos ojos lo vieron, vecinos y alumnos que le fueron avisar al dueño, Armando Sánchez, del primer grado de la escuela. El jovencito se salió de clases y le fue a avisar a su mamita linda del robo, la señora Antonieta García y la trabajadora social de la escuela armaron un escándalo.
Fueron avisar a la Policía Municipal de la Reforma, el comandante se enfureció al saber que un viejo haya dejado a pata a un chavito, y ordenó a sus popochas que lo buscaran, y si era preciso dispararan a las llantas para que se parara, le comentaron que había salido a toda velocidad.
Como a los vecino no les gusta el chisme, les mostraron la casa donde se había metido el roba bicicletas, la policía con un altavoz le dijo que saliera con las manos en alto llevándoles lo que se había robado. Salió el taxista y les dijo que se equivocaron de casa, les mostró otra bicicleta toda madreada que era de su hijo.
La madre del muchacho le dijo que no quisiera pasarse de listo, llevaba a un testigo que lo vio desde que la robó y dónde la metió. Alfredo no tuvo más remedio que entregar la bicicleta y se lo llevaron al bote por ladrón; y todos los muchachos del primer grado, en coro, le mentaron la madre.
UN BORRACHO EN MOTOCICLETA
Había chupado como recién nacido celebrando el día del amor y la amistad, y corriendo a todo lo que daba sin respetar las reglas de transito, circulaba por las calles, parecías un suicida que se le había metido el diablo. En varios cruceros se salvó de que se lo llevaran de corbata, pero tanto le andaba buscando que chocó con un automóvil Chevy en una esquina de la ciudad de Tulancingo, Hidalgo.
El tripulante montado en su caballo de acero, según dicen los testigos, corría como alma que lleva el diablo, se pasó un alto y chocó con un automóvil, salió disparado como el hombre bala, dando varias vueltas en el aire y cayendo de pura choya, que si no hubiera llevado su casco de bacinica, su cabeza hubiera quedado como calabaza achicalada.
Aunque estaba lesionado se levantó atarantado que volvió a dar el mulazo, llegaron los cuerpos de auxilio y la Cruz Roja y los mandó a volar, les dijo que él estaba bien y no necesitaba atención médica, mucho menos llegar a un hospital. El percance fue a las 7 de la mañana, justo cuando se registraba una temperatura de cero grados centígrados, en la calle de Manuel Fernando Soto, que no dejaba de temblar y sus huesos sonaban como maracas.
El borracho se llama Obed de Jesús Pérez González, que resultó con golpes contusos en diferentes parte del cuerpo, sangró de la cara, la tenía colorada; algunos pensaba que era de la porra “Perra Brava” de los Diablos rojos del Toluca.
La motocicleta quedó toda desmadrada, ya no la mandaron al corralón, mejor esperaron el carro de la basura para que se la llevara. Con el coche que chocó era un Chevy, placas de circulación HKY-9233, viajaba una familia que se llevó un gran susto, que hasta quedaron con los pelos parados. El costado izquierdo del coche quedó todo sumido, y como sucede en estos casos la calle se llenó de curiosos a pesar de que estaba haciendo un frío para perros, pero no se iban del lugar.
Los agentes de tránsito tomaron conocimiento de lo sucedido, el motociclista debido a lo tomado que estaba no se podía parar y se quedó dormido, sentado recargado en la pared, tuvieron que despertarlo para preguntarle sus datos y sólo dijo que era del estado de Jalisco. Entre cuatro policías lo cargaron para subirlo a la batea de la camioneta patulla y llevarlo ante el Ministerio Público, que como no podía hablar de lo briago, lo dejaron en un separo a que durmiera la mona.
La unidad afectada fue llevada al corralón, el dueño del coche esperará hasta que al motociclista se le baje la briaga para que quede con él en un arreglo. Lo que dijeron los uniformados fue que en la parte de atrás de la motocicleta traía un rotulo con la leyenda: “Soy borracho resignado”.
MADREARON A PADRE E HIJO
Roberto Cerón, de 36 años de edad, y su hijo Israel, de 10 años de edad, viajaban rumbo al centro en su automóvil por la calle principal de la colonia Campestre Villas del Álamo, frente a la caseta de policías en la que nunca están, luce abandonada.
Se le atravesó sin precaución un coche sin placas, con 6 jóvenes adentro, unos iban crudos y otros borrachos porque se la habían amanecido celebrando el día del amor y la amistad, no les dio tiempo de frenar y chocaron con él, estos se bajaron y según eran los afectados, le dijeron que les pagara el golpe o de lo contrario se lo cobraban a su manera.
Roberto trató de explicarles que ellos fueron los que tuvieron la culpa, le salieron en el carril contrario. Sin decirle nada recibió un descontón que cayó parando las patas y se le fueron a patadas, su hijo al verlo se metió a defenderlo y corrió la misma suerte, le dieron un fuerte aventón que cayó de nalgas y se mordió la lengua.
Al señor le pegaron con un ladrillo en el lomo que hasta sonó como tambora, lo levantaron de las greñas y a golpes lo volvían a tirar. A Israel, uno de los bravucones lo cargó y como luchador lo azotó arriba de su padre sacándole el aíre.
Se subieron a su coche y se fueron mirándolo, mostrándole los puños cerrados como diciéndole que son muy sácales punta. Roberto como pudo se levantó y consoló a su hijo, fueron a poner la queja al Ministerio Público, diciéndoles que él sabe dónde se juntan a tomar.
El trabajador social mandó a dos de sus agentes para que se los llevaran y darles un castigo. Al verlos los borrachos se echaron a correr, pero a uno de ellos, Adrián Mejía, le pasó lo que al zancudo, una pata se le enredó y otra se le hizo nudo, dio el mulazo y lo atraparon, llevándolo a la comisaría, donde quedó encerrado por daños y lesiones. Desde las rejas le dijo a Roberto y a su hijo que cuando saliera no se la iban a acabar, uno de los agentes le dio una cachetada para que se callara el hocico.
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