El Faro

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De oriente a occidente

Si analizáramos la historia de los grandes imperios podríamos decir, grosso modo, que de manera coincidente fueron avanzando en el tiempo desde el oriente al occidente. Los imperios chino, indio, persa, babilónico, egipcio, griego, romano, español, inglés, estadounidense han ido sucediéndose en el tiempo y moviéndose desde lo que comúnmente conocemos como oriente hasta lo que denominamos occidente.

Solamente se nos ocurren tres casos en que la dinámica quiso invertirse y expandir el imperio desde occidente a oriente. Alejandro Magno con la expansión macedonia hasta la India; Napoleón, desde Francia hasta la fría Rusia; y, por último, Hitler, desde Alemania hasta las puertas de Moscú. En los tres intentos las consecuencias fueron catastróficas para los intereses de las fuerzas preponderantes de las épocas correspondientes.

Hemos dicho más arriba, que la propuesta de tesis está apuntada grosso modo. Es decir, si algún historiador hiciera unta tabla del tiempo vería que no es cierta con total precisión esta apreciación, pero para lo que nos interesa puede servirnos en esta calidad de trazo gordo que mencionamos.

No es precisa del todo. Tampoco es muy clara la catalogación de oriente y occidente en un globo terráqueo complejo. Estas ubicaciones geográficas y las denominaciones, lógicamente, centran su posición a partir de los países poderosos. Los demás se ordenan en torno a ellos.

Sin embargo, este modelo tan limitado que propongo a modo de metáfora, se repite de alguna manera en el viaje y afectación del covid-19. Desde China, pasando en su siembra de muerte por Europa y Estados Unidos hasta llegar a México. Desde Inglaterra, infectando a toda Europa y Estados Unidos, hasta México con la variante alfa para convertirse en preponderante. Desde la India, dejando contagios masivos por Europa, Estados Unidos e Hispanoamérica hasta México con la variante delta para sumergir en incertidumbre el futuro nacional durante todo este año 2021.

Para que este periplo nos aplaste no necesitamos en México orientar nuestros pasos a la conquista de oriente y de occidente, simplemente será necesario mirar para otro lado, esperar pasivamente que nos llegue el chaparrón y lanzar el grito nacional de ¡sálvese quien pueda! 

Esto es lo que ha sucedido en las olas anteriores, menos ellas que en Europa porque no fuimos capaces de bajar las cifras entre una y otra. Es lo que puede estar ocurriendo en esta tercera ola si vemos cómo suben los contagios en diferentes partes del mundo y nos cruzamos de brazos. La no vacunación global implica el fortalecimiento de nuevas variantes que amenacen incluso a la propia eficiencia de las vacunas. El criterio individualista de la compra de vacunas no está sirviendo. El criterio de no intervención ni en el sistema de salud ni en el económico tampoco está sirviendo en nuestro país. Si deseamos recuperarnos económicamente, si queremos volver a una cierta normalidad en la movilidad, si esperamos volver a las clases cuanto antes, si no queremos ver de nueva cuenta los hospitales llenos y rechazando enfermos…, no podemos permanecer inactivos. Nuestra responsabilidad civil es aprender de las experiencias, tomar el tiempo en nuestras manos y aplicar las decisiones más oportunas para mejorar cuanto antes, aunque nos cueste no estar de vacaciones, no divertirnos en concentraciones descontroladas, no quitarnos el cubrebocas o no abrazarnos.

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