HUEJUTLA
Crisóforo Sánchez Trujillo, una vida de historias, recuerdos, nostalgias y vivencias en la Huasteca Hidalguense
“La vida ya no es como antes, todo ha cambiado y Huejutla lo sabe. Ha crecido, a veces para bien otras veces pensamos que para mal, sin embargo no se puede detener el cambio, todo tiene un proceso en esta vida, y a todos nos toca un tiempo diferente”, de esta forma Crisóforo Sánchez Trujillo, recibe al Diario Plaza Juárez en el corazón de la Huasteca Hidalguense, sentado en su mecedora, con su sombrero bien puesto y con la mirada lista para comenzar a platicar.
El escritor
El autor del libro “Personajes, Celebraciones y Remembranzas del Huejutla de Ayer”, ha sido reconocido en múltiples ocasiones por los textos que escribe, en los que relata la vida de un pueblo, desde una mirada de lo cotidiano, de lo que estuvo y ahora ya no, lo mismo del político que del tendero, los curas no se salvan, ni tampoco los cantineros.
En el libro lo mismo se encuentran: poemas que canciones, versos, y calaveras literarias, sin embargo al estilo de la rima, la historia ha quedado plasmada, en el papel donde se estrellaron los recuerdos para quedar impresos, en dónde encontraron refugio las palabras y la descripción de la vida cotidiana.
Al hacer uso de la voz, don Crisóforo, entre otras anécdotas, nos cuenta como la fábrica de aguardiente desapareció del pueblo sin que hubiera intersección de la presidencia municipal, relato que también está incluido en el libro antes señalado.
“Había una fábrica de aguardiente en el barrio, y nadie de la gente la quería porqué echaban los pulques al río y apestaban todo. Se habían hecho gestiones para que la quitaran pero las autoridades nunca la quitaron, pero vino lo que la gente dijo, la justicia divina, el huracán Diana, estamos hablando de 1990, cuando anocheció y estaba la fábrica pero amaneció y ya no, el agua se la había llevado”.
Tras ser interrogado sobre el origen del libro, Sánchez Trujillo, con la propiedad que le caracteriza, comenta que fue un homenaje póstumo a todas las personas que habitaron en aquellos tiempos en los que no había celulares, en los que se disfrutaba del ambiente, del paisaje y la comida, en aquellos ayeres en los que la gente podía quedarse a dormir en la calle sin ser víctima de la delincuencia, que aunque dijo “no es tan alta como en otros lugares, no deja de haber, y más con tanta gente fuereña”.
Ya no es como antes, ni el amor siquiera
De igual forma en marco del próximo 21 de febrero en el que cumplirá 61 años de casado, el ilustre personaje de la Huasteca Hidalguense, nos da su percepción sobre el amor, la forma de hacer familia y las nuevas generaciones.
“Antes había mucha educación, la forma de hacer familia era distinta. Tan sólo que se iba a ver que los hijos fumaran frente a los padres, hoy hasta fuman con ellos. Y si hablamos de hacer familia, debemos decir que hoy con tanta pastilla ya no hay familias grandes hoy con uno o dos hijos y ya, antes hasta 15 tenían las personas”, aseveró, aunque dijo que él, sólo tuvo una hija, misma que se desempeñó como maestra de secundaria y que recientemente se jubiló.
De igual forma destacó que las nuevas generaciones, ya no toman al amor con la misma seriedad “ahora ya ni duran, se casan y a los tres meses ya se quieren dejar, y esto no es así. El matrimonio es una cosa muy seria”, dijo.
Y aunque es conocido como “El Poeta de la Fragua”, asegura que no fueron los poemas, ni su versada, lo que enamoró a su esposa, ni que esto haya sido motivo para que en 1955 se hubieran casado, y en el texto titulado “Ocaso” queda bien asentado su sentir y el agradecimiento para la mujer que lo acompaña hasta la vejez.
Fiestas y tradiciones
Finalmente en la tercer parte de la entrevista, Crisóforo Sánchez Trujillo, habló del cambio que han sufrido las tradiciones y costumbres de Huejutla, con la llegada de nuevas religiones y la tecnología, por lo que expresó que tan sólo en el Xantolo “la gente ya no acostumbra a poner por el ánima sola, ni el tradicional intercambio de ofrendas”, tradición que consistía en hacer intercambio de lo que se pone en las ofrendas del Día de Muertos.
“Sabemos que el celular es muy importante, pero parta las emergencias, para comunicarnos, no para echar relajo, ahí andan los compadritos echando relajo nada más. Hoy los jóvenes se distraen con muchas cosas y se olvidan de vivir, hoy los vemos con el celular a la hora de comer, de ir al baño, para dormirse y al despertar, y con el celular se olvidan de tanto que se puede hacer todavía”, concluyó.