Plutocracia

HOMO POLITICUS

Es lamentable que este tipo de cosas ocurran en México, pero, explica el grado de descrédito que la ciudadanía siente frente a la clase política, por ello su rencor y desdén; sin embargo, nada parece impedirlo.


Cuando Dios te quiere dar, a tu casa te lo va a dejar. Plutocracia, el gobierno de los ricos mientras que el pueblo, bien gracias.

            Sin duda Hidalgo, es uno de los estados más pobres y desiguales del país; la constante migración  de trabajadores hidalguenses a los Estados Unidos; los empleos escasos y con remuneraciones precarias; las asimetrías de la pobreza;  el ostracismo de los indígenas; las asimetrías económicas, políticas y culturales a nivel regional; otorgan un escenario dantesco que contrasta con potencialidades naturales, bellezas naturales y desde luego, con las contradicciones propias de la esfera pública.

            Siempre hemos sabido que el Ayuntamiento como estructura de gobierno se maneja de manera sui generis, se tuesta aparte. Algo es contundente, los sueldos del Presidente Municipal y la estela de regidores se demarca en el cabildo, es decir, son los propios regidores y el Presidente Municipal los que deciden cuanto habrán de percibir por concepto de salarios; por ello, sean estos salarios elevados y no, están dentro de toda legalidad.

            Así como no se puede cuestionar la legalidad de los salarios de regidores y de los ciudadanos presidentes municipales, sí se puede cuestionar sus sumas en relación a la representación ciudadana que tienen, porque en ocasiones, los salarios exceden cualquier lógica, no sólo del territorio hidalguense, sino del país; por lo que se cuestiona una cara de la probidad pública poco escudriñada, el hecho de la ética y la consecuencia del acto, que aquí respondería, a que su salario no puede resultar oprobioso de la realidad ciudadana que representan.

            Para muestra un botón en Hidalgo. Existen regidores en Actopan que ganan un millón 30 mil 500 pesos al año; en Lolotla dos millones 300 mil 586 pesos; en Alfajayucan 15 mil 500 pesos; en Cuautepec 357 mil 608 pesos; en Epazoyucan 199 mil 200 pesos y, en Tulancingo 484 mil 912 pesos.

            ¿Cómo puede ser esto posible?

            La realidad es que pese a no ser ilegal, crean un clima que oprime la garganta, que quebranta cualquier tipo de lógica de probidad en la esfera pública y que ofende a la ciudadanía. Tomemos en cuenta que en Hidalgo, gran parte de la plante productiva no gana más allá de 3 mil pesos al mes, situación que contrasta con las cifras descritas.

            Es lamentable que este tipo de cosas ocurran en México, pero, explica el grado de descrédito que la ciudadanía siente frente a la clase política, por ello su rencor y desdén; sin embargo, nada parece impedirlo.

DIARIO PLAZA JUÁREZ

 

 

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