Alicia Ely Yamin, experta en Salud de Harvard
- Critica que las políticas trasladan a las mujeres el problema de la enfermedad
Señala que incluso con acceso seguro a anticonceptivos, algunas mujeres quedarán embarazadas, y estamos hablando de los países que tienen la peor legislación en cuanto al aborto en el mundo. Como El Salvador, donde no existe ninguna excepción de criminalización del aborto. Y usan la ley penal, incluso no les acusan de aborto solamente, sino también de infanticidio.
Washington.- La crisis por el virus del Zika es una oportunidad única para que América Latina reabra un debate necesario sobre problemas subyacentes tras esta nueva crisis sanitaria: las desigualdades sociales y los, a menudo ignorados, derechos reproductivos de la mujer, afirma Alicia Ely Yamin, directora de políticas en el Centro de Salud y Derechos Humanos François-Xavier Bagnoud de la Universidad de Harvard.
Asegura que si no se atiende este caso también desde la perspectiva “social”, la del zika no será la única crisis sanitaria que podría afrontar la región, advierte la también asesora de la ONU y autora del libro Poder, Sufrimiento y la Lucha por la Dignidad: Marcos de derechos humanos para la salud y por qué son importantes.
Dice que debe ser una oportunidad, pero lo que pasa es que entre la respuesta de los gobiernos y la histeria que están fomentando los medios, se ha olvidado lo que es realmente una cuestión de defectos crónicos políticos en la región: que [la mayoría de las afectadas] son mujeres pobres que viven a menudo en condiciones insalubres, no tienen educación sexual ni acceso seguro a anticonceptivos, son mujeres que ni pueden decidir cuándo tienen relaciones sexuales, que no tienen derecho a una vida digna. Todo eso aparentemente se ha olvidado.
Comenta que se ha dicho que todos los países van a actuar conjuntamente para controlar los vectores, los mosquitos, y eso es una buena medida, sí. Pero también hay que reconocer que este requiere abordar un fenómeno social. Combatir el mosquito es el primer paso. Pero a menudo no se llega al segundo paso. Esto lo hemos visto en otras ocasiones, en la reacción internacional al ébola, al SARS, siempre pasa lo mismo: son violaciones de derechos fundamentales las que fomentan estas enfermedades olvidadas o estos brotes dramáticos. Es cierto, tenemos que controlar el mosquito. Pero también tenemos que ver por qué surgió esto y por qué tienen que sufrir las mujeres pobres, las adolescentes, las mujeres violadas.
- ¿Serán efectivos los llamamientos de las autoridades en la región a las mujeres para que eviten quedarse embarazadas?
- Sabemos que campañas de salud pública como la de “di no a las drogas” o “solo abstinencia” no funcionan. Pero en este caso particular es el colmo del cinismo, supone trasladar un problema político, sistémico, estructural, a una cuestión de conducta individual de mujeres pobres, marginadas y sin poder sobre sus proyectos de vida. Nunca se deben transformar las políticas, las condiciones estructurales que subyacen en todas estas enfermedades de pobreza, en una conducta individual.