
CÓMO QUISIERA
Muchas veces en la vida,
cuando la impotencia pega,
cuando el dolor no se aguanta
y los peces de las redes
escapan y se nos pierden,
cuando de pronto amanece
con un hermano ya en marcha,
y la esperanza nos punza
como herida que no sana.
Cómo quisiera en esa hora
poder mirarlo en mi barca,
y que él que conoce todo
con su voz que ordena y manda
que crea soles y luceros,
le dijera a la tormenta
que domara su violencia,
y del viento huracanado
todo fuera brisa fresca,
y que el llanto que brotaba
fuera pronto risa alegre
cómo quisiera de veras…
Que al hermano que se marcha
y nos duele aquí en el alma,
llegara y que le dijera
Sal fuera de la tormenta,
y regresa con tus hijos
con tu esposa que te llora y
tus hermanos que te extrañan…
En horas de oscura noche,
cuando todo se oscurece
y de pronto nos sentimos
sin horizonte ni estrella,
y caminamos sin rumbo
en ríos de llanto y tristeza.
Cómo quisiera el que llora
en la cama del enfermo
sentir de pronto su mano
que consuela y acaricia,
y nos dice aquí muy dentro
que él es camino y la vida
y que quien tiene esperanza
no morirá para siempre…
Cómo quisiera mirarlo
en mis fiestas y alegrías
multiplicando los panes,
cambiando el agua por vino,
y cargando como siempre
una cruz que nos tocaba
y que bueno como padre,
la carga sin decir nada.
Cómo quisiera escucharlo
enseñando el Padre Nuestro,
y enérgico reprendiendo
a lobos con piel de oveja,
y curando las heridas
de los que sufren y lloran…
Cómo quisiera tenerlo
junto a mí ya en la partida,
y oír su voz que me dice:
“hijo llegaste a tu casa”.
Cómo quisiera… de veras.