ALFIL NEGRO

EL MURILLO DE SANTA TERESA,
ES EL MISMO DE LOS 43 NORMALISTAS

En aquella ocasión, en la comunidad de Santa Teresa del municipio de Yahualica, las cosas no estaban nada tranquilas, porque quienes acompañaban a  Jesús Murillo como el capitán Sahagón, Eugenio Imaz, Bernabé lider agrario de la huasteca y otros iban, para decirlo de alguna manera, bien pertrechados en la reunión que se llevaba a cabo en el jacalón de la comunidad, que como todos los de esta región del estado están sin paredes, y hechos más bien para cubrir a los ciudadanos del sol y darles la oportunidad de practicar el basquetbol.
    El ambiente era hostil y de enojo de la comunidad en contra del gobernador, porque unos días antes vecinos de la misma, habían sido objetos de maltratos de la policía del estado al pasar por Pachuca, en un tránsito de protesta que en la opinión de la autoridad no tenía sentido y más bien era una acción de provocación, y que por lo mismo fue disuelta en el mismo autobús en donde venían los inconformes con algunos golpes en contra de los vecinos de Santa Teresa que tenían el resentimiento a flor de piel, y que aprovechaban la visita del gobernador no sólo para manifestar su enojo sino para intentar cobrársela golpe por golpe y diente por diente, de acuerdo a la ley del  Talión.
    De acuerdo a una antigua táctica de la Huasteca, al frente de la reunión se ubicaron las mujeres, algunas con sus niños y en la parte de atrás los hombres, casi todos con sus machetes, con gritos de enojo y de protesta, por los hechos acecidos en Pachuca exigiendo no sólo explicaciones por lo sucedido sino en franco reclamo al gobernador del estado.
    El tono iba subiendo de tono, y en algún momento Bernabé le dijo al gobernador de manera coloquial: “compadre, de esta no salimos”, porque los ánimos se caldeaban conforme pasaban los minutos.
    Los acompañantes del mandatario sólo atinaban a mirarse a los ojos sin saber qué hacer ante esta situación tan delicada.
    Pero Murillo  no es de los que se achiquen ante circunstancias como estas. Parece que son estos momentos los que le mueven a ser el hombre político por excelencia, que encuentra las salidas y los caminos que sólo él sabe ver en medio de la tormenta.
    En el momento más oscuro, cuando los gritos parecía que nadie los paraba, dio un paso al frente en su carácter de gobernador del estado, y de pronto se hizo el silencio, que aprovechó de inmediato para iniciar un diálogo que los habitantes de Santa Teresa y quienes estábamos presentes seguramente no olvidamos.
    No se dirigió a todos sino uno por uno, o por lo menos a la mayoría de los  presentes, por su nombre y por su apellido. No los recuerdo, pero aun siendo ficticios eran más o  menos “Juan Hernández que estás allá atrás… por qué está tu mujeres aquí adelante y tú atrás… ¿recuerdas cuando tú y yo fuimos por la noche a llevar a tu mujer con el doctor para que naciera tu hijo, porque no había doctor y era urgente que la viera un médico?”… y Juan Hernández desde el fondo del jacalón: “Sí gobernador lo recuerdo, gracias”…
Enseguida …Y tú Pedro Sánchez… ¿te acuerdas cuando junto contigo y vecinos de Santa Teresa fuimos a pelear el camino para que tuvieran lo que ahora tienen?… Y la respuesta desde el fondo… “Sí gobernador…gracias”… y así un recorrido con nombre y apellido de todo el esfuerzo de la comunidad junto con Murillo para superar las carencias de agua, semillas, abonos, seguridad.
    Murillo los conocía y la gente los conocía, por eso les hablaba por su nombre y les mencionaba lo que juntos habían hecho.
    Al final como era su estilo, estaba parado casi a medio jacalón, que se iba abriendo mientras dialogaba con ellos.
    Era el mar rojo que se abría al paso de este hombre pequeño de estatura pero sin duda grande en su modo de hacer política.
    Por cierto en ese entonces tenía 45 años de edad, él llega a la gubernatura en 1993 con esa edad, porque nació un 2 de marzo de 1948, o sea que en un mes cumple 67 años de edad el Real montense.
    Cuando abandonó el jacalón de Santa Teresa, les dijo: “Voy a estar en la escuela atendiéndolos como siempre lo hago, si alguien tiene algo que plantearme con toda confianza”.
    La tormenta había pasado.
    Porque lo vi lo cuento.
    Yo estuve ahí.
    Por eso, ahora que dejó la PGR y leo y escucho los comentarios de quienes dicen que hasta ahí llega la carrera de Murillo, creo que conocen poco a este político que está muy por encima de muchos, porque privilegia la inteligencia y hace de la ideología un camino que le urge al país y a su partido, y que le urge al propio Presidente de la República.
    Por esto el Jefe de la Nación no va a renunciar a un peso pesado como Murillo, porque sabe que le hace falta al país por la claridad que tiene para encontrar la luz en la oscuridad y el camino en todo el enredijo que se vive.
    Sólo por eso.
    En el caso de los 43 hizo su trabajo y lo expuso con claridad, como en Santa Teresa.
    Y todo indica que al final, cuando las aguas se serenen y haya un poco de calma, se va a concluir en que Murillo tenía razón.
    Como en Santa Teresa.
    Porque la razón y la inteligencia no están peleadas con la justicia.
    Veremos…el tiempo pone a cada quien en su lugar.
    Y hace justicia.

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