
Ya se van los payasos, pero no se acaba el circo
A casi de tres años que lleva la 64 Legislatura de Hidalgo, al pueblo le queda el mismo sabor de boca que le queda cada vez que los diputados se van, y desgraciadamente lo que siembran unos lo cosechan también otros, porque al final la opinión de la gente cuando se le pregunta qué es lo que hace un diputado, casi siempre contesta “cobrar sin trabajar”.
Entre las mentiras y el cinismo del perfil tulense, hoy ya no se dudaría ni tantito en que pudo hacerse pasar por enfermo ante una inminente derrota electoral, pero bueno, quizá con su patrón echado a la sombra se quedó sin argumentos y temas de grilla, en la precariedad ideológica de que al Congreso Local solo se va a comer, porque lo único trascendente de cierto diputado fue el faltante de transparencia en las cuentas y el megacumbión que se armó en el patio trasero del recinto legislativo.
La que no aprendió a moderarse, fue cierta diputada que tuvo tropiezo tras tropiezo desde el primer día de la legislatura, esa que ejercía violencia en contra de sus colaboradores pero siempre andaba de chillona diciendo que todos la violentaban, la dudosa salud mental de esta legisladora que andaba de la risa al llanto, siempre dio de qué hablar.
Se podría enlistar cada uno de los tropiezos de los diputados y diputadas con los que se confirmaron como unos títeres con alto grado de “manipulabilidad” y nulo sentido común, saben que lo único que llegaron a defender a la Casa del Pueblo fue su posterior permanencia en la máxima casa de estudios a la que dejaron en ridículo, como garzas de alas truncas que se sienten culturales e intelectuales, pero no lo son.
Desgraciadamente, como lo anunciaba al inicio el buen trabajo de varios diputados y diputadas de mayor calibre y colmillo político, queda en la oscuridad de la totalidad del trabajo realizado en la 64 legislatura, pero se ha hecho evidente en los distritos que representan y eso seguramente retribuirá mucho en sus carreras políticas.
Lástima por aquellos lamebotas que sólo así podrán seguir viviendo del erario público, porque los que no quedaron mal por subirse a cantar a la tribuna o por plagiarse algunos proyectos de ley, lo harán por traicionar movimientos, asociaciones civiles y hasta a los grupos feministas más representativos de Hidalgo. ¡Qué bonita forma de hacer historia en Hidalgo! ¿Quienes serán los nuevos nombres que quedarán en una placa en el Congreso Local para ser olvidados por siempre?
Y bueno, de 30 diputados y sus suplentes, el Congreso trabajó con menos de la mitad, los demás se dedicaron a entorpecer los procesos, a obtener sueldos sin trabajar, a chillar por todo, y a demostrar la gran ignorancia con la que están hechos, porque a estas alturas, lo crea o no, hay diputados y diputadas que no conocen el proceso legislativo.
Se van después de tanta payasada, salen con la frente en alto creyendo que hacer el ridículo fue su trabajo, se van los ingenuos creyendo que sirvieron bien a Hidalgo, se van las mentes prostituidas por un cargo en el que solo quedaron evidenciados, se van ridiculizados, engañados y con la “gran experiencia de haber sido diputados”, en pocas palabras se van los payasos pero como en otros periodos seguramente llegarán más, así es el el circo de la política. Así es allá, en dónde se acaban los payasos (sin ofender a los artistas de cara pintada) pero no se acaba el circo.