CINE DE HOY

Fellini por Fellini

Recuerdo que la primera vez que ví Ocho y medio de Federico Fellini a principios de los setenta, quedé deslumbrado; no comprendía prácticamente nada.  Leí entonces un libro de Cine Club ERA, 200 días con Fellini de Deena Boyer, que narraba el proceso de filmación de la cinta y la luz comenzó a hacerse.

Ahora que hemos visto por enésima vez la cinta, como parte de la LXIX Muestra Internacional de Cine, ya conocemos tan bien a Fellini, que lo consideramos parte de la familia.

El Guido Anselmi de la cinta (Marcello Mastroianni, más alter ego de Fellini que nunca) es un director obsesionado con su obra, que duda de su propio genio, mientras hace una cura de aguas termales.

Reúne en ese lugar a las mujeres que más le interesan, la estrella de su película Claudia (Claudia Cardinale), para la que aún no escribe ningún papel, su exuberante amante Carla (Sandra Milo) y su inteligente esposa Luisa (Anouk Aimée),

Agobiado por los remordimientos, se imagina como un domador de mujeres con todo y látigo, que sin embargo, sueña con que todas se lleven bien entre ellas.

Sus recuerdos infantiles, sus objeciones religiosas, sus dudas existenciales, todo entra en el proceso creativo del realizador que se desnuda espiritualmente ante el espectador en su cinta más personal y sincera, que sigue teniendo la misma vigencia que cuando la filmó en 1963.

No puedo evitar considerar a su siguiente filme Julieta de los espíritus, su filme que menos me gusta, una especie de retribución y homenaje al aguante de su esposa Giuletta Massina.Conviene recordar que Otto e mezzo se llamó así, porque era la filmografía hasta entonces del genial realizador del que se conmemoró el año pasado el centenario de su nacimiento en Rimini y que seguramente deslumbrará a las nuevas generaciones que no la conocen.   

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