Somos lo que somos, esto somos…
¿Qué es lo que somos? Apenas polvo y sueños vagando por este mundo que, a su vez, navega alrededor de una estrella que no es ni siquiera la más grande de su clase en el inmenso universo.
¿Qué somos? Si no un pequeño componente de algo tan vasto que nos es aún desconocido. Somos nada en este espacio, y aún así pretendemos y anhelamos ser todo. Somos nada y, sin embargo, realmente somos todo.
Para bien y para mal somos vicios, bondad, amor y llanto, somos vida y muerte… Para bien y para mal somos aquello que juramos que jamás seríamos, y también somos hoy aquello que desde pequeños anhelábamos; somos de todo un poco, y un poco de todo lo demás. A veces somos arte y otras veces aborrecemos lo que somos pero, aquí estamos y no dejamos de ser.
Somos el tiempo que dedicamos a nosotros y el que compartimos con otros, los lugares que nos dan dicha y hasta los que causan temores, somos las miradas que hacemos nuestras y hasta las que nos olvidan y al irse, cierran la puerta; somos los cielos que ya nos han visto en calma y las tempestades que aún aguardan.
¿Es esto lo que somos? Sí, pero no. Sí somos lo que ve la gente por las calles, pero no somos lo que creemos que ven. Somos lo que intuímos, pero no somos lo que parecemos; es como si de un momento a otro lo que somos ya no es, y aquello que deja de ser, se reinventa para de nuevo suceder.
Somos esas palabras que no tienen sentido, y somos las memorias que un día escribimos y hoy ya no están porque se fueron al más allá y nos han dejado aquí, intranquilos y con los labios partidos entre promesas y sueños rotos, pero compartidos. Somos pesadillas que nos despiertan en medio de la noche para advertirnos que al cerrar los ojos nada nos resguarda de la realidad que se crea en la cabeza dormida.
Esto es lo que somos, esto y más, o tal vez menos, pero al final del día somos esto y aquello, somos todo y a veces no somos nada al compararnos con la inmensidad de un mundo que ni siquiera hemos terminado de explorar y que, ciertamente, seguirá aquí incluso cuando ustedes y yo ya nos hayamos despedido.
Somos lo que somos, y somos lo que queremos ser, somos incluso lo que no nos gusta, somos un poco de todo y nada, de vez en vez. Somos una buena taza de café al despertar y el vino perfecto para ponernos a soñar, somos el fuego de un atardecer y la neblina en la montaña que oculta, al final del día, todo lo que vemos, y lo que podemos ser.
¡Hasta el próximo miércoles!
Postdata: Disfrute lo que es, puede que mañana deje de serlo, y extrañe lo que solía ser.
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