Crudas realidades

Dos de las cintas del XI Festival Internacional de Cine y Televisión que nos llamaron la atención por su temática y su realización fueron Peñascos y En la oscuridad.

La primera es una cruda cinta india de P.S Vinotraj que narra la historia de Karuththadaiyaan, un iracundo alcohólico que no vacila en sacar a su hijo Chellapandi de la escuela, para que vaya al pueblo de su mujer para pedirle dinero para sus vicios, con la amenaza de que si no, se volverá a casar.

El orgulloso vicioso ha sido educado por una cultura machista, para que piense que merece todo por el simple hecho de ser hombre. Se pelea en el camión, con sus parientes políticos y golpea a cada momento a su hijo, por el cual no alberga el menor cariño.

Las piedras del título, son las que recoge Chellapandi del camino y las chupa, en un intento de engañar al hambre.

Se trata de la ópera prima del actor de Manja Pai, que consigue un filme crudo y aleccionador.

Koozhangal resulta pues un alegato contra la violencia familiar en especial contra la mujer, a la que afortunadamente en ningún momento vemos.

Pocas son las cintas que hablan de la postguerra en la desaparecida Unión Soviética, pero ninguna lo había hecho de una manera tan cruda como la cinta de Sartana Bartas, Sutemose.

El guión del propio realizador y Ausra Giendraityte se ubica en Lituania en 1948, El país se encuentra devastado, con campesinos como Jurgis Pliauga (Arvydas Dapsys) un antiguo criado que se casó con Elena, la hija del patrón (Alina Zakiukaite), que lo desprecia al igual que a su hijo adoptivo Unte (Marius Pouvilas).

Los pobres de la región deben soportar los saqueos del ejército, “que piden sacrificios para recuperar la nación”, y guerrilleros que se niegan a someterse.

El realizador de Peace to us in our dreams nos da un crudo retrato de un episodio posbélico poco conocido.