
“GUARDA EL ORDEN Y EL ORDEN TE GUARDARÁ A TI”
Hace 1667 años, Agustín de Hipona, filósofo y doctor de la iglesia, considerado uno de los cuatro grandes pensadores de todos los tiempos, sentenció en uno de sus escritos una regla que parece hecha para esta hora de confusión en nuestro país, donde el desorden y el abuso nos mantienen como pueblo confrontado, sin sentido de unidad ni de real solidaridad, hasta el grado de que desde las tribunas más altas no se convoca al esfuerzo colectivo, sino a la lucha de facciones en que no hay día en que no se incite a la revancha o descalificación de los que no piensen igual o apoyen una propuesta de poder que avasalla y lastima.
Agustín sentenció: “GUARDA EL ORDEN Y EL ORDEN TE GUARDARÁ A TI”.
Que seguramente se puede interpretar como el respeto que se debe tener a la forma de ser y de pensar de todos, en la diversidad natural que debe existir entre los ciudadanos y seres humanos, y que finalmente aterriza en el orden que se tiene en la diversidad con la tolerancia y la comprensión.
Descalificar al que no piensa como uno, sólo por eso, es atentar contra la libertad que tiene el ser humano de ver el mundo como se quiera, siempre en el entendido que la capacidad de pensar y razonar nos da la oportunidad de hacer del diálogo y el acuerdo, un camino de consensos y decisiones que sean benéficas para todos.
El orden en estos casos parece que es, no imponer por la fuerza o la amenaza una visión particular de la manera de ver y hacer las cosas, sino que la palabra sea camino de unidad y responsabilidad, que cuando nace del convencimiento se convierte en una fuerza que crea y construye y nunca lastima a nadie.
No parece que tengamos ese orden en este momento. Guardar el orden es respetar los caminos e instituciones de gobierno que el esfuerzo de muchos años le han dado al país y entender que esta nación no inicia hace unas horas, sino que en el orden del crecimiento como país, es fruto de muchos aciertos que se deben mantener y acrecentar y también errores que se deben corregir, pero no destruyendo lo que muchos hombres y mujeres trabajaron.
Respetar es guardar el orden. Tomemos el caso de las vacunas. Lo elemental era un trabajo coordinado entre gobierno estatal y federal aportando cada uno sus valores por el bien de los ciudadanos.
Si alguien quería hacer de la vacunación un botín político, era claro que se equivocaba porque las circunstancias y realidad no daban para esas actitudes, y quedó claro con horas de vacunación fatales por el intento de llevar agua a molinos particulares.
Cuando se entendió, las cosas cambiaron.
Y en lo electoral es lo mismo, los dados a los madruguetes y avorazamiento rompen con el orden de las cosas, en que hay siempre instancias que merecen respeto y un mínimo de cortesía política por lo que significan en cuanto a logros y buenas actuaciones.
Cuando se rompe este orden, se camina al fracaso, por más adulaciones que se reciban por interés o deseos de revancha que de sana política de supuestos apoyadores.
Tenía razón San Agustín en eso de guardar el orden. Porque en este momento lo que vivimos es un desorden que se manifiesta en agresiones al orden sin el que no se puede caminar. Lo bueno de todo es que podemos cambiar el rumbo de las cosas.