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UN INFIERNO BONITO

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LOS REYES MAGOS

“El Chaparro” era bien chupador en el barrio, trabajaba en la mina de San Juan Pachuca y vivía en el barrio El Arbolito, con su chancluda vieja, la Chana, se llevaban bien aunque muchas veces, se agarraban a madrazos. Era el 5 de enero, “El Chaparro” hacía cuentas y salía con números rojos, se había gastado el dinero en comprar trajes de inditos a sus hijos el 12 de diciembre, organizó una posada, la cena de Año Nuevo, había valido madre, no tenía dinero para comprar los juguetes a sus guerrosos hijos, le dijo a su vieja:

 

  • Ay, vieja, estoy muy preocupado, ¿cómo chingados le vamos a hacer para comprarle juguetes a los niños? Los cabrones se mandan, en sus cartas piden un montón de cosas, quieren bicicletas, carros a control remoto, la niña pide una muñeca que moje su pañal.
  • Yo te lo dije, pendejo, que guardaras dinero para estos días, sacaste vacaciones, pediste un préstamo, ¿dónde quedó el dinero?
  • No lo gastamos, no supe en qué, me dan ganas de hacérselas de cuento a los hijos, les voy a decir que se portaron mal y no les trajeron nada los Reyes Magos.
  • No mames, le han echado ganas en la escuela, son obedientes, como cada año no les traen nada, se los quieren ganar en este y ahora te tienes que chingar.
  • ¿Pero de dónde saco o consigo dinero? Al velador de la mina le debo una lana, y quiere que le pague, le voy a decir que tu jefa está muy grave, y si no le compro la medicina se va para el otro mundo.
  • ¿Por qué no le dices que tu madre cenó mucho en navidad y no se le quiere parar la diarrea?

En esos momentos entraron sus hijos corriendo.

  • Mira papá, ya hice mi carta a los Reyes Magos, también les hice la suya a mis hermanitos. Mañana mi mamá nos va a comprar un globo para mandárselas al cielo.

“El Chaparro” miraba las cartas y se rascaba la cabeza. Su hijo el mayor de 6 años, le dijo:

  • Hoy en la noche pasan los Reyes en Pachuca, ¿nos vas a llevar?
  • Sí, pero váyanse a jugar. Necesito arreglar un bizne con su jefa.

Los muchachos salieron muy contentos, “El Chaparro” le volvió a decir a su vieja:

  • Ya me pusieron a parir chayotes, ¿ahora qué hago?
  • Esa es tu bronca, en Navidad te diste el lujo de invitar a tu familia a cenar a la casa, y parece que no habían comido ni bebido en un año, parecían pelones de hospicio, dejaron a los perros ayunando, y el pinche gato no alcanzó ni un pedacito de carne.
  • No tengo otra salida, que decirles que los policías agarraron a los Reyes Magos, pensaron que eran migrantes y les quitaron todos los juguetes.
  • No mames, no les puedes matar las ilusiones a los niños, desde el Año Nuevo están pensando en los Reyes Magos.
  • ¿Tu jefa no podría prestarme una lana?
  • Esta cabrón tu caso, ya te conoce, en lugar de prestarte te va a mentar la madre. Les has pedido y no les has pagado. Le habías de decir a mi compadre Beto, ya ves que nos dice que cuando necesitemos algo contemos con él para lo que sea.
  • Eso dice cuando anda borracho, en su juicio no le presta ni a mi comadrita grande.
  • ¿Sabes que, Julián? El otro día que fui a la casa de tu mamá, vi que tenía guardadas las escrituras de su casa atrás del cuadro de la Virgen de Guadalupe, las tomas y las empeñas con el velador de la mina, cuando tengas dinero le pagas, y le dejas las escrituras donde estaban y sales de tu bronca.
  • Se dice fácil, pero mi jefa es desconfiada, cada que llego me cuida las manos, no me deja ni un momento solo.
  • Déjame a mí, ya te dije a donde están, le voy hacer la barba a la vieja, como es muy huevona, le voy a decir que le voy hacer limpieza en su casa, y en un descuido se las vuelo, y tú te encargas de lo demás.
  • Pero el velador presta con el 20 % semanal, te hace firmar un pagaré, como tiene abogados si no le pagas, te recoge todo lo que le empeñaste, le saco que vaya ser el diablo, y mi jefa se quede en la calle, y con estos fríos se va a morir.
  • Esa pinche vieja está muy corriosa.
  • Tengo miedo, vieja, porque si te encuentra en la movida te despedorra, y yo también corro la misma suerte, por cómplice, yo por eso te decía que le iba a decir al velador que tu jefa está muy grave, para que me prestara dinero sin intereses, un día me platicó que tu mamá y él eran amigos y que varias veces le dio para sus tunas.
  • No me importa, el chiste es que no metamos a mi jefa en este lío, porque es tu problema, fíjate, el gordo quiere una bicicleta de carreras, un patín del diablo, un balón profesional de futbol, y un carro de control remoto, el otro lo mismo, ya ves que lo que hace el chango hace la changa.
  • La niña quiere una muñeca que se le da mamila y después se orina, que camine, que chille y luego se carcajee.
  • Ya no me digas más, que me estás calentado la cabeza, y vaya a robar a un banco. Chinga, cómo me duele no haber seguido la carrera de diputado, o me hubiera metido de político y no tuviera estas broncas. Al fin que cualquiera llega al congreso.
  • Ya no me la hagas de pedo, la bronca es tuya, pídele unos 15 mil varos, que nos aguante una semana, yo te ayudo para sacarlas, me voy de gatigrafa con la vieja del doctor, ya leí un anuncio que está solicitando criada, yo le voy a entrar al toro con tal de echarte la mano y ver a mis hijos con una sonrisa de oreja a oreja, también hace falta que les compres ropa, los niños como se arrastran, se rompen los pantalones y andan enseñando las nalgas, porque ni a calzones llegan.

“El Chaparro” se puso muy pensativo, casi se le salían las lágrimas, estaba entre la espada y la pared, por un lado los juguetes de sus hijos, y por el otro le daría en la madre a su madre. Su mujer estaba como cuchillito de palo.

  • Anímate viejo, las sacamos pronto.
  • Necesitamos hacer un buen plan para que no nos valla a fallar, porque si usamos las estrategias, valen madre, ya vez lo que les pasó a los soldados de los Estados Unidos cuando estaban en guerra con los japoneses, por poquito y pierden la guerra, usaron su estrategia y como los japoneses se parecen iguales, por un pelito pierden la guerra, porque mataban siempre al mismo.
  • Te voy a traer un papel y lápiz para que me aprenda lo que voy a decir y lo que tengo que hacer, porque en un descuido va por medio mi pellejo.
  • Ya dale de cenar a los niños y te duermes con ellos, para que mañana estés como charrasca de zapatero. Yo me voy a quedar un rato pensando en no zurrarla, porque mi jefa es bien abusada, y hay que andar con patas de plomo.

Al día siguiente, por la mañana, llegaron a la casa de doña Petra, la mamá de “El Chaparro”, ella vivía en el barrio El Mosco, la vieron por la ventana muy apurada lavando los trastes, estaba distraída, al hablarle la espantaron.

  • ¿Qué haces mamacita?
  • Ay cabrón, no me espantes. Aquí en chinga loca, parece que no hago nada pero tengo que lavar, planchar, hacer de comer, trapear los pisos, barrer el patio, y así dice tu padre que nada más me hago pendeja.

“El Chaparro” le hizo señas a su vieja, quien abrazó a su suegra y la sacó al patio.

  • Venga suegra, le voy a pedir un consejo, usted que tiene callo para eso. Fíjese que su hijo anda de necio que le dé otro hijo, yo le dijo que se espere, pero no me deja en paz, ya le dije que si no está quieto me voy a mandar hacer un cinturón de castidad, y que él se haga justicia con su propia mano, pero dice que un hijo es la bendición del cielo, además traen la torta debajo del brazo.
  • La torta la traen en la cola, hay que lavar muchos pañales. Serías muy pendeja si se lo das, el chiste no es hacerlos, sino mantenerlos, apenas tienen para comer, y ya quieren traer otro inocente a sufrir a este mundo.

“El Chaparro”, con rapidez, entró al cuarto de su jefa, sacó las escrituras de la casa de su mamá, se las metió por el ombligo, y salió como si nada.

  • Ya nos vamos, jefecita, tenemos que ir a comprar los juguetes a los niños, hay me saludas a mi papá, ya tiene tiempo que no lo veo.
  • Ni yo tampoco, hijo, llega por la noche y se va muy temprano, tus hermanos no lo conocen, un domingo no fue a trabajar y se quedó en la casa, entró uno de tus hermanos y lo vio acostado en la cama, le dijo: Es mejor que se vaya porque vaya a venir mi papa y le dé en la madre.
  • A qué mi papá, ya nos vamos, mamacita, cuídese mucho, ya no trabaje tanto, le está saliendo una joroba.
  • Que Dios te bendiga, hijo, y tú, acuérdate en lo que te dije, que mis palabras no se las lleve el viento.

Se despidieron y se encaminaron al barrio El Arbolito, a la casa del señor Gómez, un prestamista ratero, y le dijo:

  • Señor Gómez, le traigo las escrituras de la casa de mi jefa, que tiene en el barrio El Mosco, se cayo, se abrió la rabadilla, está muy mala, necesita una lana.
  • Te voy a prestar 15 mil pesos, recuerda que presto con el 40% mensual, tienes que pagar el interés cada mes, si te atrasas será interés por interés, si no pagas en 6 meses se pierden.
  • Está muy bien.

Por el momento, a “El Chaparro” le valió madre, por la noche se llevaron a sus hijos a ver a los Reyes Magos, los dejaron dormidos y salieron a comprar los juguetes, los pusieron en su zapato, cumpliéndoles a cada uno lo que querían, al día siguiente los pinches escuincles los habían descompuesto. Pasaron los días, las semanas y los meses, “El Chaparro” no podía pagar el dinero al prestamista, le llevó un abono de 500 pesos, y se los aventó.

  • Ni madre, yo quiero mi dinero completo, haciendo la cuenta, me debes más de 30 mil pesos, si no me pagas esta semana, me quedo con las escrituras, hay te arreglas con mi abogado.

“El Chaparro”, muy triste, le contó a su mujer, y le dijo:

  • ¿Qué vas hacer?
  • Jugarme el todo por el todo, cuando se vaya a trabajar el viejo, me meto a su casa, me robo las escrituras y le pago pura madre, y que le haga como quiera.

Esa noche, como buen escalador, se subió por la barda, les aventó unos bolillos a los perros, buscó las escrituras y todos los pagarés, salió por la puerta grande. Llegó a la casa de su jefa, las colocó donde estaban, y todo quedo arreglado. El señor Gómez dijo que el sospecho del robo era “El Chaparro”, lo demandó, pero no le hicieron nada por no tener pruebas. Un día se encontraron en la mina, y le gritó que era un ladrón. “El Chaparro” se regresó y le dijo que no se enojara, porque el que se enoja pierde, además, ladrón que roba a ladrón, chingue a su madre el que se raje.

gatoseco98@yahoo.com.mx