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UN INFIERNO BONITO

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POR FIN LES CAYÓ EL 20

Los jefes policiacos ahora sí se pusieron calzones, fueron con un batallón de uniformados a quitar de las calles del Centro de Pachuca a los vendedores ambulantes, donde querían vender sus juguetes, no se conformaron en poner a la venta toda clase de cohetes; los uniformados se hicieron guajolotes por dos razones, una que si se los decomisaban salían todos los comerciantes del mercado y les daban en la madre, como ya había pasado en otros años. La segunda, a pesar de que la ciudad de Pachuca se ve de la patada, la Presidencia Municipal les cobra por estar vendiendo afuera del mercado primero de mayo, en el atrio de la iglesia de la Asunción, hasta terminar en las cajas reales. Así se gana una lana para terminar la plaza de independencia, que parece plaza de pueblo, el único atractivo es el reloj monumental, que lo tienen con una parte tapada.

 

Hay muchos ambulantes en todas partes, mirando los portales de la calle de Hidalgo donde también hay un paradero de camionetas que se estacionan donde quiera, ocasionando embotellamientos. La plaza que no se salvó fue la Constitución, que aparte de boleros, teporochos, hay artesanía, venta de nieve, refrescos; Pachuca parece un pueblo mágico sin gracia.

La gente que pasaba por el lugar quedó asombrada, llegaron uniformados con casco de guerra, otros con cachucha, con los puños cerrados para defenderse porque no llevaban su carabina, ni macana, si se aventaban los vendedores ambulantes se iban a dar en la madre a mano limpia.

Los comerciantes ambulantes quisieron tomar los portales para vender juguetes, pero se la pelaron, los gendarmes los echaron a patadas. Pero la hicieron de tos, porque todo el movimiento duró más de tres horas, estorbando en la calle para no darle vialidad a los coches.

Les voy a contra todo lo que pasó, para que no les digan ni les cuenten, porque a lo mejor les mienten.

Los comerciantes ambulantes intentaron establecerse en el centro de Pachuca, pero se lo impidieron los de la Dirección de Comercio y Abastos del municipio, no pudieron hacer su movida como pasó en navidad, que todos le entraron con una lana, ahora iban sus jefes, sólo se escuchó decir “Váyanse, hay pajaritos en el alambre”.

Los mandaron a que se pusieran en las instalaciones de la Feria, sirve que así también ganaban los del Tuzobús. Entre la una de la tarde a las dos y media hubo mucha tensión que les sudó la cola a los dos bandos, policías y ambulantes. Cuando pasaron los de comercio y abasto de la presidencia quisieron quitarles la mercancía, hubo empujones, madrazos, y les aventaron latas de refresco. No le entraron de lleno porque llegó la gendarmería pachuqueña, los de la municipal y los de la estatal; se alinearon por la derecha formándose alrededor del mercado primero de mayo.

Les pasaron la voz a los directores de seguridad pública y les dijeron en la oreja “aguas, porque viene gente del Distrito Federal y del Estado de México, traen escondidos tubos, palos, botellas de caguamas, y los de aquí traen armas aztecas (piedras), no les vayan a sumir la gorra hasta las orejas”. La directora de comercio y abasto de la Presidencia Municipal, María Isabel Barrera Cruz, iba muy misteriosa con gafas negras, no se puso el chaleco rojo, traía uno gris, y atrás venían un montón de perros (perdón), un montón de trabajadores de la presidencia.

Uno de nuestros reporteros de Diario Plaza Juárez, se confundía con los comerciantes ambulantes porque estaba requemado del sol, no le quitaban los ojos de encima y tenía miedo que se le acercaran sus escoltas y le dieran pamba loca. En un momento que se descuidaron se le acercó y le dijo “Señorita, porque les quieren quitar su mercancía a los señores, no mamen, con qué le van a dar de comer a sus hijos”.

Se bajó las gafas para verlo, porque parecía marciano, y le contestó “ya sé quien es usted; la feria del juguete lleva 10 años celebrándose en las instalaciones de la feria y cualquier intento de ponerse en el primer cuadro de la ciudad, está violando el reglamento, y lo que hace el chango hace la changa, al rato ya tenemos casa llena y no le conviene al comercio establecido”.

Se le acercó el Director de seguridad municipal y le dijo “señorita ¿la están molestando? para mandarlo a la barandilla”, de momento comenzaron a correr los comerciantes ambulantes, cargando con lo que podían y aventando madrazos a los uniformados, el jefe les dijo a sus uniformados que se calmaran, porque son gente del Perro Pelcastre y los puede acusar con la niña blanca, y les salga por las noches cuando anden en su patrulla.

Total que no se dieron de golpes, la gente se aburrió por que no había acción y se fueron a sus casas. La circulación se normalizó, y algunos con chiflidos les mentaron la madre a los policías y a los vendedores, porque no se dieron ni uno ni otro.

 

SE AVENTARON UN DUELO A MUERTE

Como en el viejo oeste, dos comerciantes se traían ganas, se insultaron, sacaron su pistola, la limpiaron y ¡Mole!, que disparan para darse en la madre, la gente que los miraba por la ventana se quedaron asombrados cuando los dos cayeron de madrazo, con los brazos en cruz mirando al cielo.

Una ambulancia de la Cruz Roja del Municipio de Francisco I. Madero los trajo echa la cochinilla al Hospital General, antes de que colgaran el pico, los dos venían de sangrones, heridos de bala. Ezequiel Vázquez Contreras y Eduardo Pérez, de 48 y 37 años de edad respectivamente, son los que se enfrentaron a un duelo, tirándose al corazón pero valieron madre porque no se atinaron; Eduardo recibió dos balazos en cada mano, mientras que a Ezequiel sólo un rozón en un hombro, los vecinos se las mentaron porque no se mataron.

Ante el Ministerio Público, Eduardo Pérez declaró que él se encontraba en su casa, donde tiene una panadería, en eso llegó Ezequiel acompañado de dos monos, echando insultos como queriendo pelear, le dijo que qué se traía con su vieja, que se anduviera con cuidado o le iba a partir su madre. Que por ahí andan diciendo que se quiere pasar de listo.

Eduardo le contestó que su vieja no le gusta, ni la pela, que está muy flaca y ni nalgas tiene. Ezequiel metió mano a su cintura y una pistola sacó, lo invitó a que se echaran un duelo, Eduardo se metió a su casa y sacó una pistola, y le dijo que haber de qué tigre sale más rayas. Se salieron a la calle, se separaron 20 metros y a la de tres dispararon, cayendo al suelo. Llegaron los socorristas y al verlos sangrando los metieron en la ambulancia, sin saber que sus heridas no son graves. Los dos quedaron internados en calidad de detenidos por mamones.

 

MORDIERON A UN POLICÍA

María Moreno Zúñiga, de 53 años de edad, caminaba como la Patita, por la colonia Cuauhtémoc, cuando de pronto se le acercó un joven, que le arrebató su bolsa y corrió a todo lo que daba. La señora gritó muy fuerte, que espantó al conserje de la escuela Pedro María Anaya, que al cerrar la reja se machucó una mano.

De chiripada pasaban por ahí una pareja de policías, les dijeron que el que iba corriendo no era un atleta, que era un ladrón que había robado a la señora que gritaba. Uno de los policías corrió tras él, al llegar al mercado de la colonia Morelos, se le aventó agarrándole las patas, cayendo el ladrón de puro hocico, junto con el policía que se raspó la barriga.

Se pararon rápido, el policía fue más veloz, lo agarró muy fuerte del pescuezo, el ladrón le dio una mordida en una mano al policía, quien lo soltó y salió corriendo como diablo, pero lo volvió a alcázar en la calle Colegio Militar, para que no lo volviera a morder le dio de madrazos, con el tolete le pegó en la cholla para atarantarlo. Llegó su compañero y lo metieron a huevo a la patrulla, llevándolo a la barandilla de Seguridad Pública. Le dijo al Ministerio Público que se llama Oscar Peña Cerecero, que tiene 25 años de edad, que se encontró la bolsa y el policía se la quería quitar.

Cuando estaba de chismoso llegó la señora, quien reconoció al ladrón y les dijo la cantidad de dinero que traía en la bolsa, la abrieron y tenía mil 300 pesos. Después confesó que se la había arrebatado, le dijo al policía que lo agarró que cuando salga le va a rajar la madre. El policía con el permiso de sus superiores le dio uno en el hocico para que se callara. El uniformado se fue al Centro de Salud para que lo inyectaran contra la rabia.

 

LE ROBARON EN EL MERCADO

La señora Ana María Hernández, de 35 años de edad, en un puesto del mercado Benito Juárez compraba chiles y tomates, cuando iba a pagar, se dio cuenta que le habían cortado su bolsa y le robaron su monedero donde llevaba lo del gasto.

Se quedó muda al ver su bolsa cortada con una navaja, sus ojos se pusieron tristes, con lágrimas devolvió lo que había comprado y caminó como si tuviera plomo en las patas. Al pasar por la iglesia de la Asunción vio a un borracho que bailaba una rola de los discos que venden en la fayuca. La señora se lo quedó mirando fijamente, su cara se le hacía conocida pero no se acordaba dónde lo había visto, cada que probaban un disco, el borracho bailaba. La señora cerraba un ojo y abría el otro muy grande tratando de recordar quién era. El borracho se despidió de sus cámaras, caminó y la señora tronó los dedos, se acordó que era el que estaba detrás de ella en el mercado cuando le cortaron la bolsa.

Corrió, lo jaló de las greñas, le dijo que le devolviera su monedero, sin soltarlo le daba de vueltas a su cabeza, no dándole tiempo a que el ladrón la golpeara. Llegó la policía y la señora les dijo que ese güey le había robado su monedero. El Borracho les dijo a los policías que lo confundía, que se llama Ciro Castelán y su pecado era haberse echado unas copitas, que a la vieja loca no la conocía, que se la llevaran al manicomio, que de tanto jalón de greñas ya lo había dejado pelón.

Los policías lo pasaron a la bascula y le sacaron el monedero, se lo entregaron a la señora, contó su dinero, les dijo a los policías que no podía ir a poner su queja porque se la había echo tarde, y que si no le daba de comer a la hora a su viejo se la sonaba, que se lo llevaran por ladrón.

gatoseco98@yahoo.com.mx