ALFIL NEGRO

CALMA Y NOS AMANECEMOS

En todas las actividades, pero sobre todo en la política, la paciencia es una virtud capital para lograr los propósitos que se tengan y las prisas o los avorazamientos generalmente terminan mal, aunque siempre es válido aquello de dormir con un solo ojo para evitar madruguetes.

Pero como decía José Alfredo: “no hay  que llegar primero, sino hay que saber llegar”, o aquella otra frase de: “para cualquier dolencia el remedio es la paciencia”, o esa que retrata a los impacientes: “ya se les queman las habas”.

La paciencia en uno de sus significados es la calma o tranquilidad para esperar, y el libro de los Proverbios de la Biblia dice: “el de espíritu apresurado hace resaltar la insensatez”, y es Job el ejemplo de paciencia para ganar finalmente el premio.

Esto viene a cuento, porque estamos en tiempos electorales y muchas veces la paciencia no es una virtud que se practique mucho, sino todo lo contrario, como decía Don Luis.

En política las oportunidades se dan, por lo que se ve, cuando se deben dar, aunque parezca una inocentada decirlo así, ni antes ni después, es en el momento exacto cuando se presentan y rara vez se dan porque el interesado lo quiera o lo provoque, porque entramos entonces en escenarios que no son los más recomendables, porque generalmente se aceleran las cosas y se descomponen escenarios o valores tan importantes como la unidad partidaria, sin la cual difícilmente se gana.

Cuando se aceleran las cosas por impaciencia, se atenta casi siempre contra códigos no escritos, pero que le dan fuerza, presencia y camino de victoria a las instituciones políticas, porque se camina en la realidad que es la solidaridad convencida, no sólo de los ciudadanos sino de los guías y jefes del partido.

Ignorar a los guías o liderazgos ganados con trabajo y hechos no parece bueno.

La paciencia es una virtud que en política había de madurez y estatura política. Lo contrario, forzar las cosas, cambiar los procesos porque se tiene determinada fuerza o posibilidades de poder, lleva a caminos que no terminan bien.

En Hidalgo todo indica que al PRI local le irá bien, sobre todo porque Morena no es ya un partido ganador como en el 2018 y porque se tiene al mejor gobernador del país, aparte de buenas apuestas con Benjamín, Sayonara y Héctor Meneses.

En el resto del país, habrá que ver, como decía un ex alcalde de Pachuca.

Lo que sí ya se nota son acciones de quienes impacientes se lanzaron al ruedo, olvidando que del plato a la boca… 

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