Elefantes con grilletes

POR: EL PEQUEÑO TIMMY

Para aquellos que apostaban por la renovación del reino sería una vez que se llevarán a la sombra al rey, nunca imaginaron que el miedo que se acumulaba dentro de los corazones de los peones seguiría latente, lo que hace pensar que “el patrón”; aún en prisión, mantiene el control de toda la universidad, en donde se deberían estar forjando mentes libres y no súbditos de un cacicazgo que convierte en cómplices a catedráticos, investigadores y hasta feministas, todo por conservar una plaza. 

Hace tiempo, en la propia universidad, me contaron una historia: un elefante siendo pequeño lo encadenan a un grillete del cual no puede zafarse, el grillete a su vez tiene una cadena y del otro lado clavan una estaca al piso; por lo tanto,  cuando crece y es más fuerte, el elefante nunca más intenta zafarse porque la idea del grillete, la estaca y la cadena que lo ataba se quedó anclada en lo más profundo de su memoria. Hoy esa historia me parece muy familiar, el grillete marcado con el apellido del patrón sigue ahí, y nadie piensa buscar más allá de lo que el grillete, la cadena y la estaca les permiten. 

La cadena de corrupción convertida en favores como: “una beca”, “un espacio para algún familiar o conocido en alguna carrera”, “una plaza”, “una carga de materias abundante”, “un puesto de trabajo”, “ser sindicalizado” y últimamente hasta un espacio en la política, ha salpicado a todos los que hoy guardan silencio porque aún le deben el favor al “patrón”. La tienda de raya dejó de operar con dinero, y los favores se convirtieron en deudas que quién sabe hasta cuándo podrán ser pagadas.

Y aunque no dudo que haya gente leal a su patrón, por otro lado, están los zopilotes carroñeros que saben cómo moverse y cuándo deben comenzar a volar en círculos para intentar darse el festín de lo que deje el patrón, ya que aunque en sus círculos, juran y perjuran que son leales, están a la espera de que el patrón ya no salga, para comenzar a moverse y ver qué provecho pueden sacar, si el miedo no anda en burro…

Tampoco se olvida la cadena de favores relativos a situaciones más serias, como el encubrimiento de posibles delitos de acoso de profesores y profesoras hacia alumnos y alumnas, no solo de universidad sino de las preparatorias; y todo, en una máxima casa de elefantes con grilletes. 

Una casa donde se tolera lo intolerable;  donde se agacha la cabeza por una publicación; donde para hacer realidad un proyecto se debe pedir permiso al patrón; una casa donde, aunque no son necesarios, los grilletes del “favor” los mantienen callados. 

Así es esta triste historia de falsos ideales que fueron sembrados por algunos catedráticos que soñaron con ver este momento. Catedráticos que se adelantaron en el camino sin poder ver que con el patrón libre o preso no hubo diferencia, que la resistencia se quedó muda, que no se supo qué hacer, que no hubo una lucha genuina por hacer libre a una universidad. 

Preparemos palomitas, agarremos un buen lugar y veamos cómo alrededor de la estaca caminan los elefantes, con su grillete de vergüenza, en círculos de corrupción,  imaginando que van en línea recta, sin moverse de lugar, porque así les enseñaron que tenían que andar. Así la espera de unos porque salga y los deseos de otros porque se quede dentro de un penal. 

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