PULSO DEL MEZQUITAL

¡Mezquital caliente!

Quizá no lo notó, pero mientras en otras partes del mundo y de nuestro país se enfrían, particularmente en el norte, al punto que se puso en jaque a los gobiernos; en otros, las temperaturas se elevaron considerablemente. Pero mientras en algunos lugares el calorcito estuvo sabroso, al grado de recibir a visitantes extranjeros que huyeron del frío de sus países (incluso esos que tienen odio jarocho contra nuestro país), en otros la cosa se puso muy ardiente al nivel de que vengan los bomberos que me estoy quemando, que vengan los bomberos que me estoy muriendo.  

Casi de manera simultánea, pero igual y no se dio cuenta, pero los hospitales que son lugares fríos y poco concurridos, este fin de semana, por lo menos los de Huichapan e Ixmiquilpan, estuvieron calientitos y recibieron visitas que no esperaban, que para opinión de los resentidos sociales, vislumbraron las deficiencias y la negligencia en la seguridad.

Lógicamente, los resentidazos, esos que deberían ser empáticos con la situación del estado, no dan tregua para cuestionar, de que más que incidentes pequeños y anecdotarios, requieren de una investigación profunda, donde obviamente habría responsables por lo sucedido, pues no se trata nada más de calor humano, es el de la lumbre y principalmente el de la inseguridad que azota algunas regiones, que merecen una atención institucional e integral. 

Cuando creímos que en el hospital de Ixmiquilpan no se podrían poner peor las cosas, descubrimos que bastó con una chispa para ponerle no solo candela, sino que se puso de a pechito para que los resentidos sociales, recordaran que si en ese lugar no hay ni gasas ni jeringas, mucho menos se iban a dar cuenta que por ahí andaba algo suelto y flamable. 

Gracias al cielo este incidente, no solo calentó al hospital, sino también a los actores políticos, que no perdieron la oportunidad de apersonarse en el lugar, además de estorbar a los bomberos, aprovecharon para tomarse selfies y compartirlas en sus redes sociales. Ya encarrerados, se hubiesen ido al de Huichapan, a ver si muy machos.  

Esa no fue la lumbre, pero igual causó terror entre el personal médico y familias de pacientes, que no hicieron otra que tirarse pecho tierra y rezarle a San Pedro, por si las moscas. Un grupo de hombres, armados hasta los dientes, arribaron al hospital, pero no para solicitar una consulta, sino para llevarse secuestrados a cuatro personas, que minutos antes se accidentaron en una carretera. 

Estas cosas solo eran posibles ver en la Reina del Sur y en historias como la Banda del Carro Rojo, donde el contrabando y la traición son cosas “incompartidas”, terminarán siendo institucionalmente, hechos aislados, de bandas locales que se disputan el territorio, nada que ver con el crimen organizado, mucho menos pensar que haya zonas de excepción en el estado, aunque haya regiones donde las características pareciera que lo que menos hay, es gobierno. 

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