Las huellas de ceniza que nos siguen
Tendrás que llevar las cenizas de tus muertos para recordar siempre que polvo somos y en polvo nos convertiremos, que no hay escapatoria para nadie cuando el momento llega y es tiempo de regresar al lugar donde dejaste trunca una existencia, la tuya, que nunca acaba con todo y que hay tiempos en que apenas el último aliento sale de tus pulmones tu cuerpo se convierte en tea, luego en carbón y después en arena negra que depositan en una caja que adornará la vitrina donde guardas los recuerdos de tus antepasados, que son tú, los que nunca salen de esta historia donde con certeza solo sabes que mueres para seguir el paso de la máquina sin descanso que es el tiempo sin pasado ni futuro.
Ahora sabemos que la nueva normalidad, esa que nos espanta en cada lugar donde dos o más se juntan para contar del futuro, será siempre esta, la que esconde atrás de las rejas de la inmensa cárcel que es la sociedad contemporánea a los que ya nunca saldrán, que recibirán la vacuna, pero no tendrán seguridad alguna de que no despierten de pronto en el último capítulo de su existencia donde también desaparecieron sin aviso previo.
Nunca un Miércoles de Ceniza fue lo que ayer, porque ni falta hacía que alguien nos recordara el infausto destino de los que del polvo vienen y al polvo tendrán que regresar. Nunca tan cierta esa afirmación, porque con ojos brujos como los que cita Vallejo, unos a otros nos miramos y solo faltó que alguien empezara a desmoronare para confirmar que ya empezamos a dejar marcas en el piso a nuestro paso, como cuando pisamos rescoldos de una hoguera, pero ahora la hoguera somos los que no atinamos a explicar por qué hay pasos negros que nos siguen a todas partes y no hay forma de perderlos.
Pronto solo quedarán las huellas truncadas en cualquier lugar de la ciudad, es decir desaparecidas, como si su dueño hubiera volado a los cielos en cuerpo y alma, aunque todos sabemos que de hecho es el paso más ansiado cuando se sabe que incluso hechos polvo se renace en el instante exacto que olvidamos cuando se abrieron los ojos no a la nueva normalidad, sino a la nueva realidad.
El Miércoles de Ceniza nos hará más humildes al saber que desde el nacimiento nos perseguían unas huellas oscuras, las de los incinerados en otros tiempos igual de trágicos como los de este 2020 y 2021 y quién sabe cuántos otros años.
Nos hará humildes porque es la única forma de comprender que en un suspiro volvemos a vivir, a morir, a vivir, a morir.
Mil gracias, hasta mañana.
@JavierEPeralta