Fantasías orientales
Una de las tendencias del cine nipón según pudimos constatar en el espléndido Festival de Cine Japonés en línea, es el de las comedias fantásticas, ocurran éstas en un café en el que se pueda viajar al pasado o en un cassette que contiene los recuerdos de un músico muerto.
Our 30 minutes session de Kentaro Hagiwara narra la historia de Sota (Takumi Kitamura), un tímido músico, que encuentra la grabadora de Aki (Mackenyu), un joven que ha muerto y que revive cuando tocan su música.
El espíritu trata de revivir a su grupo Echoll, que se ha desintegrado tras su muerte y busca recobrar a su amada Kana (Sayu Kubota) que se ha alejado.
El director de Tokio guru hace variantes de Este cuerpo no es mío, aderezado con canciones juveniles, y una que otra divertida ocurrencia.
Conviene señalar que la música es de Mackenyu.
En Café Funiculi Funicula de Tsukahara Ayuko el director de la popular serie televisiva Gran Maison Tokyo retoma una leyenda urbana que afirma que en el café del título se puede viajar al pasado, si se sienta en una silla especial.
Kazu (Kazumi Harimura) es la chica encargada de servir el café y explica que este debe consumirse antes de que se enfríe, pues de lo contrario se quedará convertido en espíritu, como la mujer que se sienta en la silla viajera, y que solamente se puede ocupar, cuando el espíritu se pare al baño.
La cosa comienza a complicarse cuando se sabe que el espíritu es la madre de Kazu (Motoki Fukami).
Kohi ga samenai uchi ni resulta pues una comedia romántica comercial como las cintas de este género.
