ANÁLISIS
Vicente Fox continúa con el esquema de dar conferencias a hombres de negocios que pagan para escucharlo. Es un hecho que ya está aprendiendo el oficio. En su última plática dejó de aplaudir al Presidente y señaló algunas fallas.
Puso al mandatario entre la espada y la pared. “En jaque”, para usar la expresión utilizada por él mismo en EL UNIVERSAL. Reconoció que falta el “jaque mate” (“que espera que no llegue”). Pero con el lenguaje acostumbrado anunció que está “cañón” que Peña se recupere de la “tranquiza” de los seis últimos meses.
Se refería a los males que todos conocemos: Ayotzinapa, la caída de los precios del petróleo y los problemas de bienes raíces. Y faltan las próximas elecciones, que serán la prueba de fuego…
En el foro empresarial de Coparmex-Sonora Norte, Fox prácticamente “descartó” al Presidente como fuerza política nacional, a menos que decida (o pueda) dar un giro espectacular que lo convierta en el líder que el país necesita. Por el momento lo ve un tanto vulnerable y alejado del poder.
Ya no es el Fox de antes. Se nota más realista, más centrado. Tampoco se ha ido al otro lado de la mesa porque son bien conocidas su admiración y clara preferencia por Enrique Peña Nieto. Le cae bien. Confía en él para el éxito económico del Centro Fox. Y ni pensar que el ex presidente se regrese al cochinero del PAN.
¡Menos aún que piense en acercarse a López Obrador! Pero no hay que olvidar que tratándose de Vicente Fox todo es posible. ¡El fin justifica los medios!
En su plática con los empresarios de Hermosillo consideró difícil para el gobierno de Peña Nieto recuperarse de las críticas y señalamientos por corrupción. Sigue convencido que EPN es el reformador que México necesita.
El Centro Fox lo deja moverse a sus anchas. Pasar por intelectual, y ganar dinero con el cuento de la política. Terminó con otro foxismo dedicado a EPN: “qué mejor para Enrique Peña que sentarse en una silla complicada que es como andar en burra pinta”…
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(Agencia EL UNIVERSAL)