RETRATOS HABLADOS

Y en medio de la pandemia, alianzas virulentas

Cuando dos estudiantes del nivel primaria de plano ya no se soportaban, siempre uno tomaba la iniciativa de acudir al banco donde estaba el futuro contrincante para preguntarle caballerosamente: “¿un tiro a la salida?”. Se trataba de un reto que el otro estaba en libertad de aceptar o no, con la certeza de que rehuir le acarrearía por adelantado la vergüenza. De tal modo que cada quien con su porra acudía al lote baldío que siempre existía en las afueras de la escuela, donde se tundían a golpes hasta que la nariz sangrara y alguien terminara por separarlos.

Y contrario a lo que muchos pensaran, el que salía victorioso de ninguna manera entendía que a partir de ese instante estaba en libertad de “traer de bajada” al que había vencido ni mucho menos. Resultaba que la pelea generaba un sentido respeto entre los dos gladiadores.

La pelea era siempre de uno contra uno, porque cuando cualquiera de los contrincantes llamaba a sus cuates para echarle bola al otro, era un claro signo de cobardía y abuso.

Pues resulta que de un tiempo a esta parte, como dijera el clásico, no hay elección en el estado que no se traduzca en la producción masiva de alianzas entre partidos políticos que nada tienen en común, como no sea la ambición del poder, de quitar a uno para ponerse ellos sin ningún proyecto, sin alternativas de ningún tipo.

Así hemos visto ir juntos al PRD con el PAN, es decir a supuestos representantes del obrero, del campesino, con las encarnaciones de los catrines y terratenientes, pero a la que ahora decidió sumarse el PRI. Me refiero al asunto ideológico que se supone sustenta el proceder de los dos institutos políticos.

Vaya pues, una mezcla que no tiene pies ni cabeza, pero que resulta atractiva para quienes buscan ir en bola para pegarle a quien se les ponga enfrente.

Y ante todo esto, la ciudadanía ya no entiende, o entiende que el ejercicio de la política cada vez resulta ser más despreciable, porque está hecha por líderes en el mismo tenor, con una franca ignorancia en esos terrenos, y una ambición que no tiene límites, o simplemente que ya no saben qué hacer ante un gobierno federal con similares características, pero que ha sabido dar vida a una base que será incondicional a la hora buena.

Sin embargo, se antoja que pelear con las mismas armas de incongruencias, no llevará a ningún lado, como no sea al principio de la incertidumbre, con todo y que esto suena a asunto de física no tan clásica y sí muy cuántica.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

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