Soltar
El trabajo del día advertía ser extenuante y fue confirmado al momento de abrir la puerta del sótano, se observaban bolsas, cajas, herramientas, cubetas, lonas, sogas y todo desorganizado que hacía pensar que no habría espacio para entrar.
La idea de adentrarse le provocaba angustia y temor, hace algunos años en ese pequeños espacio habían encontrado dos serpientes, probablemente el desorden, el silencio y la oscuridad les ofrecía las condiciones suficientes para habitar el lugar.
Las víboras, siempre fueron su mayor miedo, y sabía que el encontrarse alguna le provocaría terror porque no sabría cómo reaccionar, o lo que debía hacer para evitar que el ejemplar lo atacara y de morderlo, cuál sería el siguiente paso.
Respiró profundamente y entró con sigilo pero apuración para comenzar a sacar lo que se encontraba adentro para después organizar, tirar lo que no sirve y nuevamente acomodar todo al interior del sótano.
La actividad duró cerca de dos horas, en momentos descansaba y aprovechaba para tomar agua y fumar un cigarrillo, además de recobrar fuerzas con el panorama tranquilizador y silencioso para continuar con el desafío.
Al finalizar echo un último vistazo al interior, el sótano mostraba espacio suficiente, las herramientas y cachivaches estaban ordenados y acomodados, logró cumplir con la encomienda pese al miedo de encontrar algo terrorífico.
De regreso a casa, y con deseos de llegar rápido para dirigirse directamente al baño para ducharse y descansar del arduo trabajo, regresó a su mente la situación de separación con su pareja sentimental.
Sin embargo el camino, el cansancio y sobre todo la difícil labor lograda le dieron aún mayor fortaleza para convencerse a sí mismo, que solo se trata de querer y soltar para salir del bache y seguir adelante.
