TODOS QUIEREN DINERO
En esta hora de problemas por la pandemia, que ha golpeado de fea manera a la economía con efectos en el empleo y la estabilidad de las familias, se han reducido las finanzas también del gobierno, lo que repercute en los programas y políticas públicas en beneficio de los ciudadanos, y de manera terrible se acaba la minita de oro de las organizaciones e individuos que en nombre generalmente de los más pobres o necesitados, se habían convertido en gestores de programas para beneficio de sus representados, que en opinión del Presidente Obrador provocaba que mucho de ese dinero, supuestamente para los pobres, se quedará en el camino, para el provecho de los vivos líderes.
La lucha por el dinero con acciones supuestamente encaminadas para el apoyo a los más necesitados, ha sido una constante de mucha gente como activistas solitarios, o en organismos hasta de tipo político.
Los gobernantes muchas veces cedieron a las exigencias de estas gentes, por las maniobras encaminadas a lesionar la gobernabilidad de un estado o municipio, o bien por acciones con las que se lastimaba la paz y estabilidad social, con cierres de vías de comunicación o actos hasta violentos en oficinas, calles o plazas públicas.
Y la constante siempre es el dinero.
Es cierto que es el estado a través del Congreso quien decide cómo y en qué se gasta el dinero público para atender las urgencias de la comunidad, con la idea fundamental de un Plan Estatal de Desarrollo, pero siempre encuentran un camino para exigir el dinero para los que dicen representar.
Desde luego hay otros casos en que se pelean causas legítimas y en que para hacer presencia se recurre a presiones como cierres de carreteras o denuncias de abusos, sin que haya por lo visto un escenario de diálogo y entendimiento con argumentos de las dos partes para decir que ellos tienen la razón.
En nuestro estado tenemos expresiones de los buscadores del dinero público en los antorchistas, con sus consabidas amenazas de miles de sus gentes desfilando por las calles, y la UNTA que tampoco canta mal las rancheras, sin dejar de mencionar a unos expertos en eso de la amenaza y la toma de oficinas como los Charrez y asociados.
Hay otros como los del SNTE, que pese al mensaje del gobernador de que tenían razón y que les pagarían en cuanto llegara dinero federal, prefirieron cerrar carreteras en la entidad, más como exhibición de fuerza que como reclamo de un dinero del que tenían compromiso público de que iba a ser pagado.
Parece que el manejo de su actual líder, Enrique Morales Acosta, dista mucho de otros dirigentes que con diálogo y con inteligencia resolvían sus problemas.
Sin embargo cada líder tiene su librito, aunque a veces aún ganando se pierde.
Lo difícil del caso es que muchos ciudadanos pagan las consecuencias cuando cierran carreteras como medida de presión, y es válido preguntar: ¿por qué la presión contra los ciudadanos si el asunto es con el Gobierno?
Es la lucha por el dinero, muchas veces justa y otras expresión de abusos.
Y pensar que ese dinero es de usted, de nosotros, porque es dinero público.